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MUNICIPIOS
Liébana
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Costa Oriental



Liébana
Cabezón de Liébana
El municipio de Cabezón de Liébana se encuentra, como su nombre indica, en la comarca de Liébana, y pertenece al partido judicial de San Vicente de la Barquera. Linda al norte con Cillorigo y Lamasón, al sur con Pesaguero, al este con Polaciones y al oeste con Potes y Vega de Liébana. El ayuntamiento se constituyó en 1822 (una vez que se escindió en dos el antiguo valle de Valdeprado), aunque con el nombre de Perrozo. Ya en 1835 se denominó Cabezón de Liébana. Situado en la parte oriental de Cantabria, tiene una extensión de 81,3 km2 y está formado por doce pueblos: Aniezo, Buyezo, Cabezón de Liébana, Cahecho, Cambarco, Frama, Lamedo, Luriezo, Perrozo, Piasca, San Andrés y Torices. La capitalidad recae en Cabezón, que se encuentra a 122 km de Santander. La población con la que cuenta el municipio supera ligeramente los 700 habitantes. La ganadería y la agricultura han sido la base sobre la que se sustentaba su economía, si bien desde hace un tiempo ha cambiado: ahora el turismo es la principal fuente de ingresos de sus habitantes, aunque las labores de campo persisten, pero básicamente para consumo propio. La riqueza de Cabezón de Liébana es indiscutible en todos sus terrenos: paisajístico, artístico, gastronómico... El microclima que tiene hace posible la diversidad de su flora y de su fauna. Además, en este municipio se encuentra una de las obras cumbre del románico en Cantabria: la iglesia de Santa María de Piasca.

Camaleño
El municipio de Camaleño se encuentra en la comarca de Liébana y pertenece al partido judicial de San Vicente de la Barquera. Localizado en el extremo más occidental de Cantabria, limita al suroeste con León y al oeste con el Principado de Asturias, del que le separan los Picos de Europa. El antiguo valle de Val de Baró se constituyó municipio constitucional en el año 1835, tomando ya el nombre de Camaleño. Se extiende por una superficie de 161,80 km2, lo que le convierte en uno de los municipios de mayor extensión de la región. Formado por 33 pequeños núcleos poblacionales, la capitalidad recae en Camaleño, que dista 125 km de Santander. Su población se acerca a los 1.100 habitantes. La explotación ganadera y el cultivo del campo (fundamentalmente patatas, legumbres y vid) han sido a lo largo de la historia su principal fuente de ingresos; sin embargo, hoy en día su economía ha crecido gracias al importante desarrollo del turismo, con el teleférico como principal motor. Regado por las aguas del río Deva, que nace en Fuente De, es un municipio predominantemente montañoso, con altitudes superiores a los dos mil metros. Forma parte del Parque Nacional Picos de Europa, territorio protegido por sus grandes valores naturales. En sus montañas se refugian algunos ejemplares de osos pardos, además de urogallos y águilas reales. Si la naturaleza es de gran valor, no lo es menos su patrimonio artístico. En este municipio, que custodia numerosas iglesias y ermitas, se encuentra el célebre Monasterio de Santo Toribio, uno de los pocos santuarios jubilares que existen. Asimismo, llaman la atención algunas de sus casonas, en Cosgaya, Espinama y Turieno, así como la torre medieval de Mogrovejo, una bella localidad declarada Conjunto Histórico.

Cillorigo
El municipio de Cillorigo de Liébana, perteneciente al partido judicial de San Vicente de la Barquera, linda al norte con Tresviso; Peñarrubia establece sus límites al norte y este, y Cabezón de Liébana, Potes y Camaleño al sur; Asturias ocupa su extremo occidental. El ayuntamiento se constituyó independiente en 1822 y en 1835 adoptó el nombre compuesto de Castro-Cillorigo, hasta 1991, en que nuevamente pasó a denominarse Cillorigo. Situado en la parte oriental de Cantabria, dentro del Parque Nacional Picos de Europa y regado por las aguas del río Deva, tiene una extensión de 104,3 km2 y está formado por 18 núcleos de población: Armaño, Bejes, Cabañes, Castro-Cillorigo, Colio, Lebeña, Pendes, Viñón, Cobeña, Esanos, Pumareña, Salarzón, San Pedro, Trillayo, Aliezo, Llayo, Ojedo y Tama, la capital, que se encuentra a 114 km de Santander. La población con la que cuenta Cillorigo supera los 1.100 habitantes. Como el resto de municipios lebaniegos, la tendencia de su evolución demográfica es regresiva. El clima singular del que goza favorece una fructífera agricultura, en la que destaca el cultivo de la vid, materia prima de su afamado orujo. La ganadería también está presente en sus tierras, pero el turismo se ha convertido en el principal motor de su economía. Del patrimonio histórico de Cillorigo de Liébana destaca sin duda la iglesia de Santa María de Lebeña, considerada una de las joyas del arte mozárabe en España. Además, en muchos de sus pueblos se encuentran ejemplos de arquitectura civil, como la casa-palacio de Salarzón.

Pesaguero
Municipio de montaña, se sitúa en la comarca de Liébana, en un área que riega de oeste a este el río Bullón, afluente del Deva. Tiene una extensión de 70 km2, delimitada al norte por Cabezón de Liébana, al este por Polaciones, al oeste por Vega de Liébana y al sur por la comunidad autónoma de Palencia. Dista 129 km de Santander. Sus 373 habitantes están muy repartidos entre las diez aldeas que conforman el término, siendo las más destacadas las de Caloca, Valdeprado, Lerones, Lomeña y la capital, Pesaguero. Estos pequeños pueblos, la mayoría de los cuales aparecen documentados a partir del año 1000, constituyen un bello paisaje al ser ricos en pastos y bosques. Sus tierras formaron parte del dominio señorial del conde don Tello y estuvieron también bajo la jurisdicción de la Casa de la Vega. La actividad económica básica se centra en la ganadería de montaña: vacas (pardo alpina y frisona), ovejas y cabras. También la agricultura, basada en la pradería para el ganado y en cultivos de tipo forrajero, juega un papel fundamental. De hecho, la gastronomía que caracteriza a este municipio, como ocurre en el resto de la comarca, se sustenta en productos caseros, como los garbanzos, el orujo y el queso. El turismo es otra de las fuentes de ingresos que está cobrando cada vez más protagonismo. Pesaguero cuenta con varias manifestaciones arquitectónicas de valor histórico, tanto desde el punto de vista religioso como desde el civil. En el primer caso destacan las iglesias góticas de Caloca y Avellanedo, mientras que en el ámbito civil sobresalen varias casonas del siglo XVIII, como las de Vendejo y Valdeprado. También son reseñables los restos de la arquitectura popular de las diferentes localidades. En este sentido resalta algún ejemplar conservado de hórreo, tan importantes en otros tiempos y hoy prácticamente desaparecidos en Cantabria.

Potes
Potes se encuentra en el corazón de la comarca de Liébana, lugar de confluencia de los valles de Valdebaró, Valdeprado, Cereceda y La Hermida. Por esto precisamente se alza con la capitalidad de la comarca. Sus 7,7 km2 de superficie limitan al norte con Cillorigo, al sur con Vega de Liébana, al este con Cabezón y al oeste con Camaleño. Con la llegada del régimen constitucional, Potes se constituyó como cabeza de partido judicial, pero actualmente forma parte del de San Vicente de la Barquera. Ubicado en la parte occidental de Cantabria, el municipio más pequeño de la comarca de Liébana está habitado por apenas 1.600 personas. Al ser el principal foco turístico y centro de interés de la comarca lebaniega, por su proximidad a los Picos de Europa y a numerosos monumentos históricos, la población trabaja mayoritariamente en el sector servicios. La gastronomía de esta villa goza de una gran fama, basada en los productos autóctonos de la comarca: hortalizas, legumbres, maíz, patatas, así como el vino (tostadillo) y el aguardiente (orujo). La mayor parte del territorio municipal presenta acentuadas pendientes, con el majestuoso telón de fondo de los Picos de Europa, y sólo aparece una franja llana entre los ríos Deva y Quiviesa, que atraviesan el pueblo. Al abrigo de un microclima de rasgos mediterráneos surge en las laderas bajas un paisaje de huertas y frutales, donde sobresalen los cultivos de la vid. La torre del Infantado, sede del Ayuntamiento, es su principal y más antigua -siglo XV- seña de identidad de un rico patrimonio artístico, del que también forman parte la torre de Orejón de la Lama y la antigua iglesia gótica de San Vicente. Asimismo, conserva una fuerte tradición folclórica, que se manifiesta cada lunes en el mercadillo al que acuden los lebaniegos a comprar los productos típicos, y cuenta con fiestas tan destacadas como la de la Cruz o la del Orujo, declaradas de Interés Turístico Regional.

Tresviso
El municipio se encuentra en el extremo occidental de Cantabria, tiene una superficie de 16,20 km2 y está situado a 91 km de Santander y a 848 m de altitud. Con tan sólo 62 habitantes, Tresviso cuenta con un único pueblo de igual nombre y limita al norte y oeste con el Principado de Asturias, al sur con el municipio de Cillorigo y al este con Peñarrubia. Situado en la parte más septentrional de los territorios lebaniegos, Tresviso ha experimentado en las últimas décadas un fuerte descenso de población de forma que su perfil demográfico está muy envejecido. El municipio se caracteriza por lo agreste de su paisaje, sus elevadas cumbres y el alto valor ecológico de su naturaleza en la que destaca el Parque Nacional de los Picos de Europa o las cumbres de El Cuetu la Cerralosa (1.559 m) o el Cantu la Jorcaura (1.272 m). Tresviso tiene una notable importancia etnográfica ya que su aislamiento geográfico ha hecho posible el mantenimiento de viejas tradiciones pero, además, su agreste paisaje resulta de gran interés para los montañeros y cuenta con una arquitectura popular muy sencilla caracterizada por construcciones austeras que utilizan principalmente elementos como la madera, la piedra y la teja. La actividad económica principal del municipio es la ganadería de montaña, tanto de vacuno como de ovino y caprino, que sirve de base para la fabricación del queso picón de Tresviso, uno de los productos más conocidos que cuenta con denominación de origen desde 1994. Junto a la ganadería, cabe destacar la irrupción del turismo que ha generado mecanismos de detención de la emigración que el municipio sufrió durante décadas.

Vega de Liébana
Ubicado en la comarca de Liébana, en la zona occidental de la región, el municipio de Vega de Liébana limita al oeste con la provincia de León y al sur con Palencia. Camaleño y Potes le coronan por el norte, y Cabezón de Liébana y Pesaguero son sus fronteras al este. El antiguo valle de Cereceda se constituyó ayuntamiento en 1822 y pertenece al partido judicial de San Vicente de la Barquera. Sus 133,2 km2 de superficie comprenden 17 núcleos de población: Bárago, Barrio, Bores, Campollo, Dobarganes, Dobres, Enterrías, Ledantes, Pollayo, Tollo, Toranzo, Tudes, Vada, Valmeo, Vejo, Villaverde y, por último, La Vega, la capital, que dista 124 km de Santander. En la actualidad, 946 personas viven en este valle, cuya economía presenta un marcado equilibrio entre el sector primario y el terciario, pues, aunque antiguamente el principal factor de ingresos era la ganadería y agricultura, el turismo ha tomado gran importancia en los últimos años. Regado por el Quiviesa y su afluente, el Río Frío, además de numerosos arroyuelos, el valle de Cereceda es de una gran riqueza paisajística, con frondosos bosques y cumbres que en ocasiones superan los dos mil metros de altitud. Por eso, en esta zona es posible ver especies en peligro de extinción, como el oso pardo, el águila real y el urogallo. Pero la naturaleza no es el único patrimonio de Vega de Liébana, ya que este municipio posee bonitas iglesias, algunas de las cuales conservan algún resto románico. Sus construcciones civiles son fundamentalmente rústicas y montañesas, aunque sobresale alguna casona blasonada, como la de los Colmenares, en Valmeo. El pueblo de Dobres y su barrio de Cucayo han sido declarados, por su interés etnográfico, Conjunto Histórico.





Costa Occidental
Alfoz de Lloredo
El municipio de Alfoz de Lloredo, con una población de 2.600 habitantes, está situado en la parte occidental de la costa Cantábrica. Vecino de Comillas y de la histórica villa de Santillana del Mar, tiene una superficie de 46 kilómetros cuadrados. Está flanqueado al oeste por los ayuntamientos de Udías, Ruiloba y Comillas y al este por los de Santillana del Mar y Reocín. Al sur limita con Cabezón de la Sal y Reocín, y al norte ofrece sus costas al mar Cantábrico. Este municipio, que dista 35 km de Santander y 12 de Torrelavega, comprende los pueblos de La Busta, Cóbreces, Cigüenza, Novales, Oreña, Toñanes y Rudagüera, con los barrios de San Pedro, Lloredo y Fresnedo. El relieve de Alfoz permite distinguir la zona costera, con sus acantilados y playas, de la zona interior, marcada por frondosos valles, ofreciendo así un bello paisaje de contrastes. Concretamente, sobresalen de forma especial la playa de Cóbreces, de 400 metros de longitud; los acantilados de Oreña; el valle de Novales y Cigüenza; y la localidad de Fresnedo, desde donde se pueden contemplar hermosas panorámicas. El municipio está enclavado en un área definida por un particular microclima, cualidad esta que le ha permitido implantar cultivos típicamente mediterráneos, como es el caso de los famosos limones de Novales. De su patrimonio artístico cabe destacar la iglesia de Cigüenza, una de las más importantes del barroco cántabro; el retablo de la iglesia de Novales; y el monasterio cisterciense de Viaceli y la iglesia parroquial, conjunto neogótico de Cóbreces, construido a principios del siglo XX.

Comillas
Comillas se incluye dentro de la comarca litoral occidental y está muy cerca de otras villas importantes como San Vicente de la Barquera o Santillana del Mar. Municipio costero por el norte, limita al sur con Udías, al este con Ruiloba y Alfoz de Lloredo, y al oeste con Valdáliga. Desde el año 1822 es un ayuntamiento constitucional independiente. Pertenece al partido judicial de San Vicente de la Barquera. La denominada 'Villa de los Arzobispos' tiene una extensión de 18,6 km2 y está formada por seis núcleos de población: Comillas, La Rabia, Rioturbio, Rubárcena, Ruiseñada y Trasvía. La capitalidad recae en el pueblo del mismo nombre, que se encuentra a 48 km de Santander. Su población supera los 2.300 habitantes, cifra que se multiplica durante el periodo estival como consecuencia de la ocupación de las numerosas 'segundas viviendas' que se han construido en las últimas décadas y de las abundantes plazas hoteleras disponibles. Todo ello ha decantado hacia el sector terciario la vocación de Comillas, antes más vinculada a la mar a través de la actividad pesquera que se concentraba en torno a su pequeño puerto; al campo, por las tradicionales actividades agropecuarias; o a las minas, a raíz de la explotación en la zona de un yacimiento de calamina. Los grandes monumentos de Comillas se levantaron gracias al mecenazgo del indiano Antonio López y López, al que Alfonso XII otorgó el título de Marqués de Comillas. Son edificios como el palacio de Sobrellano y su capilla panteón, la Universidad Pontificia y 'El Capricho' de Gaudí, que se encuadran dentro del modernismo catalán. Previamente a esta 'Edad de Oro' de Comillas se había configurado un casco antiguo con una interesante arquitectura popular en torno a la iglesia parroquial y a la casa consistorial, un edificio este del siglo XVIII.

Ruiloba
Municipio costero, está situado entre Comillas y Alfoz de Lloredo, a 43 kilómetros al oeste de Santander. Los ocho núcleos que lo conforman -Casasola, Concha, La Iglesia, Liandres, Pando, Ruilobuca, Sierra y Trasierra- abarcan una extensión de 14,7 km2, sobre los que se asienta una población de poco más de 750 habitantes. El nombre de este término, que perteneció al valle de Alfoz de Lloredo y como integrante de éste formó parte de la provincia de los Nueve Valles, deriva de la denominación fluvial 'Río de la Loba', lo que explica que en el centro de su escudo se plasmara la figura de este animal. Las actividades agropecuarias, antes base fundamental de la economía municipal, han perdido peso en favor del sector terciario, que se ha visto favorecido por la proximidad a destinos turísticos de primer orden en la región, como son principalmente Santillana del Mar y Comillas. Esta circunstancia ha conllevado el desarrollo del sector servicios y la implantación de infraestructuras hosteleras. Desde el punto de vista folclórico, goza de reconocida fama la ancestral danza de las lanzas, que se baila en la festividad de Los Remedios (2 de julio), una de las más destacadas del municipio. Precisamente, la ermita en la que se venera a esta imagen, obra del ruilobano Casimiro Pérez de la Riva, constituye uno de los edificios religiosos más relevantes del municipio, como lo es también la iglesia de Nuestra Señora de La Asunción, cuya reforma se llevó a cabo en el siglo XIX, bajo la dirección del citado arquitecto. Otra fiesta señalada es la de 'El Mozuco', que se celebra el 9 de septiembre e incluye una popular peregrinación hasta la ermita de La Caridad, en el vecino término de Udías. En cuanto a la arquitectura civil, son especialmente destacables la torre de Trasierra, en la localidad del mismo nombre, y la casa de los Reyes, en Liandres; así como las alineaciones de viviendas populares y las construcciones levantadas por los indianos.

San Vicente de La Barquera
Municipio de la comarca costera, San Vicente de la Barquera se sitúa en el noroeste de Cantabria, sobre una superficie de 41,5 km2. Sus límites geográficos son el mar Cantábrico al norte; Valdáliga y Herrerías al sur; al este Valdáliga, y al oeste Val de San Vicente. Sus 4.453 habitantes se reparten entre nueve núcleos poblacionales. San Vicente de la Barquera, capital del municipio, es la villa marinera por excelencia, como se manifiesta en todas sus tradiciones, costumbres y hasta en sus fiestas más populares, como La Folía y la procesión del Carmen. Por la gran belleza natural y patrimonial que alberga este enclave, el turismo es su principal fuente de riqueza. La puebla vieja de San Vicente es un conjunto monumental plagado de interesantes edificios que le han merecido la declaración como Bien de Interés Cultural en 1987. En ella destaca el Castillo del Rey, los restos de la muralla con las tres puertas que aún conserva, la iglesia gótica de Santa María de los Ángeles y varios inmuebles singulares. Relacionado con Antonio del Corro hay también valiosas edificaciones: la capilla funeraria de la familia Corro en la iglesia de Santa María de los Ángeles, la casa de los Corro y el Hospital de la Concepción, mandado construir por el inquisidor en el siglo XVI y hoy sede del ayuntamiento. Buena parte del municipio se integra en el Parque Natural de Oyambre, con 5.800 ha. Su gran riqueza ecológica y paisajística se debe a que engloba cinco unidades diferenciadas: los acantilados, las playas (destacan la de Merón y la de Oyambre por su extensión y sistemas dunares), las rías (ría de San Vicente), las marismas (de Pombo y de Rubín) y los bosquetes caducifolios.

Santillana del Mar
Situado al occidente de la franja litoral, el término municipal de Santillana del Mar limita por el oeste con Alfoz de Lloredo, por el este con Suances y por el sur con Reocín, Cartes y Torrelavega, a cuyo partido judicial pertenece. Cuenta con una población de 3.956 habitantes, que ocupan una superficie de 28,2 km2 y se distribuyen en diez núcleos de población: Arroyo, Camplengo, Herrán, Mijares, Queveda, Santillana, Ubiarco, Vispieres, Viveda y Yuso. La tradicional dedicación agraria del municipio, centrada fundamentalmente en la ganadería vacuna de orientación láctea, ha dado paso al actual predominio de los servicios, apoyado en el desarrollo espectacular que se ha producido en las actividades turísticas. Uno de los atractivos que tiene Santillana del Mar para el turismo es Altamira, cueva declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, que cuenta con pinturas paleolíticas de reconocido prestigio internacional. Hoy en día la cavidad original se encuentra cerrada al público. Sin embargo, existe un museo de prehistoria en el que hay una réplica exacta de la misma, realizada utilizando las últimas tecnologías. Además, Santillana es una de las localidades cántabras más visitadas, dada la conservación de un patrimonio arquitectónico y urbanístico medieval donde destaca el conjunto de casonas y torres que simbolizan el poder nobiliario de la época. El desarrollo de la villa, declarada Conjunto Histórico Artístico en 1943, se produjo a partir del edificio que centralizaba el poder religioso, la colegiata de Santa Juliana, joya del románico en España.

Udías
Este municipio se extiende por una superficie de 19,6 km2 en las inmediaciones de la costa occidental de Cantabria, abrazado por los términos de Alfoz de Lloredo y Comillas desde el norte, y por Valdáliga y Cabezón de la Sal desde el sur. Localizado sobre una antigua depresión kárstica, Udías conserva numerosos testimonios de antiguas actividades mineras y custodia los accesos a la cueva de Rescaño, de gran atractivo desde el punto de vista espeleológico. Su paisaje está salpicado por pequeños cerros que se elevan hasta alcanzar los 200 y los 300 metros y flanquean el paso de breves cursos de agua que alimentan los arroyos de la Virgen y Llaín. Situado en el corazón de las Asturias de Santillana, Udías estuvo integrado durante el Antiguo Régimen en el valle del Alfoz de Lloredo, que se extendía entre Santillana del Mar y Valdáliga. En el proceso de señorialización que tuvo lugar a lo largo de la Baja Edad Media, cayó en la órbita de los Mendoza. La defensa de sus derechos frente a esta familia le llevó a entablar un largo pleito junto a los valles de Cabezón, Cabuérniga, Camargo, Cayón, Penagos, Piélagos, Reocín y Villaescusa, que se resolvió en 1581 con la reversión de estos lugares a la Corona. En 1630 constituyeron la Provincia de los Nueve Valles, base de la futura Provincia de Cantabria, en el siglo XVIII, y germen de cuantas entidades administrativas regionales ha habido posteriormente. Ayuntamiento independiente desde 1880, Udías está compuesto por los núcleos de población de Canales, Cobijón, La Hayuela, El Llano, Pumalverde, Rodezas, Toporias, Valoria y La Virgen, con un total de 825 habitantes. Desde el punto de vista natural, cabe destacar el entorno del monte Corona, situado al oeste del municipio e incluido dentro del Parque Natural de Oyambre. Atendiendo al patrimonio artístico, son de resaltar los homogéneos conjuntos de viviendas en hilera que pueden verse en sus localidades, así como algunas de sus iglesias, entre las que sobresale la de Pumalverde.

Val de San Vicente
En el área más occidental de la costa cántabra, donde termina la provincia asturiana, comienza el territorio correspondiente al municipio de Val de San Vicente, siendo la localidad de Unquera -cuyas famosas corbatas de hojaldre se han convertido en el producto gastronómico por excelencia de la zona- la que abre paso ejerciendo como eje de comunicación. La desembocadura del río Deva, a través de la ría de Tina Mayor, constituye la línea divisoria entre ambas regiones. Tanto ésta como la ría de Tina Menor, que forma el Nansa en su salida al mar Cantábrico, son dos de los privilegiados enclaves naturales que conforman la diversidad ecológica de este término de gran belleza paisajística, como se refleja en su escarpado litoral y en sus numerosas calas y playas. En los catorce núcleos de población que lo integran, repartidos en una superficie de 50,9 km2, residen más de 2.600 habitantes, cuya economía se sustenta, en general, de la industria alimentaria, las actividades ganaderas y, cada vez más, de los ingresos que proporciona el turismo, un sector en auge en sus diferentes variantes. En este sentido, se ofertan múltiples actividades turístico deportivas, entre las que cabe resaltar el Descenso Internacional del río Deva en piragua, que se celebra a finales de agosto coincidiendo con la festividad de los Santos Mártires, en Unquera. En cuanto a su patrimonio histórico, destaca la torre medieval de Estrada, ejemplo de organización de un antiguo centro de dominio señorial, que está declarada como Bien de Interés Cultural. Asimismo, sobresalen numerosas hileras de viviendas montañesas y casonas de los siglos XVII al XIX diseminadas por los pueblos de Luey, Molleda, San Pedro de las Baheras, Helgueras, Prío... y también en la capital municipal: Pesués.

Valdáliga
Al norte de la Sierra del Escudo de Cabuérniga -que delimita el término por su franja sur ejerciendo de línea divisoria entre éste y los vecinos Ruente y Cabuérniga- se encuentra Valdáliga, un municipio de 97,8 km2 de extensión, que linda con Cabezón de la Sal, Udías y Comillas por el este; con Rionansa, Herrerías y San Vicente de la Barquera por el oeste; y que asoma al mar Cantábrico por el norte, siendo El Tejo el núcleo de población más próximo a la costa. El resto de pueblos que lo integran -Caviedes, Labarces, Lamadrid, Roiz, San Vicente del Monte y Treceño- se encuentran dispersos por este territorio del sector occidental de la región y se subdividen a su vez en pequeños núcleos, englobando en total a una población cercana a los 2.500 habitantes. Esta cifra es el resultado de un proceso de regresión demográfica, iniciado en la década de los cincuenta, que lejos de frenarse se acentúa año tras año. El origen y raigambre señoriales de Valdáliga, en cuya historia tuvo gran protagonismo en la Edad Media la Casa de Guevara, ha dejado en el municipio numerosos edificios civiles de interés, entre los que cabe reseñar algunos buenos ejemplos de arquitectura barroca montañesa, como la casa-torre de Caviedes, el palacio de La Vega, en Roiz, o el de Losvia, en Lamadrid. Además, son destacables varios conjuntos homogéneos de arquitectura popular. La combinación de mar y montaña que caracteriza a este enclave hace que goce de una gran variedad de recursos naturales, albergando en la franja costera ecosistemas como las marismas y la ría de La Rabia, y los arenales y las dunas de Oyambre -incluidas en el parque natural del mismo nombre-; y en el interior amplias extensiones de praderías y bosques bien conservados, entre los que cabe destacar el extenso cagigal de Monte Corona, en el linde oriental. Otros de los atractivos con que cuenta Valdáliga son la cueva del Soplao, considerada una joya del patrimonio subterráneo, así como la calzada conocida como Cambera de los Moros, de origen romano, y los restos del poblado minero de La Florida.





Saja-Nansa
Cabezón de la Sal
Cabezón de la Sal es un municipio situado en la comarca del Saja, en la mitad occidental de Cantabria, a 45 km de Santander. Limita al norte con Alfoz de Lloredo, al sur con Ruente, al este con Reocín y Mazcuerras, y al oeste con Udías y Valdáliga. Pertenece al partido judicial de Torrelavega. En sus 33,6 km2 de superficie, por algunos de los cuales discurre el río Saja, se distribuyen sus once núcleos de población: Bustablado, Cabezón de la Sal, Cabrojo, Carrejo, Casar,Duña, Ontoria, Periedo, Santibáñez, Vernejo y Virgen de la Peña. La capitalidad la tiene la villa de Cabezón de la Sal. La población con la que cuenta el municipio supera los 7.700 habitantes. La tendencia de su evolución demográfica es progresiva, gracias al predominio de gente joven-adulta y a los positivos saldos migratorios que presenta. Aunque hay cierta presencia de la ganadería en sus tierras, la economía de Cabezón de la Sal se basa fundamentalmente en el sector terciario y secundario. La actividad principal es la industria, sustentada sobre todo en el sector textil, en la fabricación de productos cerámicos y de muebles. El municipio está encajado por la hoz de Santa Lucía, una garganta excavada por el río Saja en la alineación del Escudo de Cabuérniga. Cabezón de la Sal conserva muy bien el sabor popular en su arquitectura. Así, cuenta con numerosas e interesantes casonas blasonadas, como el palacio de la Bodega, en Cabezón de la Sal; el palacio de Gómez de la Torre, en Casar; el de Gayón, en Santibáñez, o la casona-palacio de Ygareda, en Carrejo, hoy Museo de la Naturaleza.

Cabuérniga
El municipio de Cabuérniga se encuentra en la comarca del Saja y pertenece al partido judicial de Torrelavega. Limita al norte con Ruente y al sur con Los Tojos, formando entre los tres municipios el Real Valle de Cabuérniga. Asimismo, se integra en la Mancomunidad Campoo-Cabuérniga, a la que le pertenecen los montes, los derechos de pastos y otros derivados de las ordenanzas. Situado en el centro geográfico del curso medio-alto del río Saja, al que se accede a través de la carretera que une Cabezón de la Sal con Reinosa, tiene una extensión de 86,5 km2 y está formado por ocho pueblos: Carmona, Fresneda, Renedo, Selores, Sopeña, Terán, Valle y Viaña. La capitalidad recae en el pueblo de Valle, que se encuentra a 56 km de Santander. La población con la que cuenta el municipio supera ligeramente los 1.100 habitantes. La ganadería y la agricultura eran la principal base sobre la que se sustentaba su economía, si bien en las últimas décadas el turismo, impulsado por una acreditada gastronomía, se ha alzado como la principal fuente de ingresos. Cabuérniga es uno de los municipios más representativos de las costumbres y tradiciones regionales, ya que conserva mejor que nadie la etnografía y folclore de Cantabria, tal y como plasma el oriundo Manuel Llano en sus obras. En sus pueblos existen conjuntos muy homogéneos de arquitectura popular, así como está presente la arquitectura civil culta, con las típicas casonas con escudos y solanas. En Carmona, declarado conjunto histórico, sus agrupaciones de casas típicas se mantienen intactas con el paso del tiempo. Destaca en este pueblo la casona de los Díez de Cossío, conocida como Palacio de los Mier, que es parador nacional.

Herrerías
El municipio de Herrerías se encuentra dentro de la cuenca del río Nansa y se sitúa en el extremo occidental de la comarca costera. Perteneciente al partido judicial de San Vicente de la Barquera, limita al norte con Val de San Vicente y San Vicente de la Barquera; al sur, con Lamasón y Rionansa; al este, con Valdáliga; y al oeste, con el Principado de Asturias. Tiene una superficie de 40,3 km2, que se reparten en siete núcleos de población: Bielva, Cabanzón, Cades, Camijanes, Casamaría, Puente del Arrudo y Rábago. La capitalidad del municipio recae en la localidad de Bielva, que dista de Santander 70,5 km. En la actualidad, tiene una población de poco más de 700 habitantes y su densidad es de 18,13 hab./km2, con lo que puede considerarse uno de los municipios más despoblados de Cantabria. Se caracteriza, además, por una tendencia regresiva, debido a la baja tasa de natalidad y alta mortalidad, a lo que se añaden unos saldos vegetativos negativos y un perfil demográfico muy envejecido. La economía está basada fundamentalmente en la explotación ganadera, especialmente de vacuno, y en alguna actividad agraria, aunque, como en toda la región, el turismo rural paulatinamente es más relevante. Surcado por el río Nansa y alguno de sus afluentes, en Herrerías abundan los bosques de ribera, así como de encinares, pinos y eucaliptos. El edificio más antiguo que se conserva en el municipio es la torre medieval de Cabanzón, rodeada de una barbacana. El patrimonio religioso data fundamentalmente de los siglos XVI y XVII, con algunos restos de arte gótico. Pero es más sobresaliente su arquitectura civil, ya que en prácticamente todos los pueblos hay interesantes conjuntos de viviendas populares, como la casona de Rubín de Celis, en Cades. Por esta zona también existieron abundantes molinos y ferrerías, entre las que destaca la de Cades, que se ha rehabilitado y puede visitarse.

Lamasón
Con el telón de fondo de los Picos de Europa al oeste y Peña Sagra al sur, el valle de Lamasón es el paso natural de comunicación entre los ríos Deva y Nansa. Ubicado en la comarca Saja-Nansa, limita al norte con el Principado de Asturias y Herrerías, al sur con Cabezón de Liébana, al este con Rionansa y al oeste con Peñarrubia y Cillorigo. Configurado en 1822 como ayuntamiento constitucional, pertenece al partido judicial de San Vicente de la Barquera. Por sus 71,2 km2 de superficie se reparten los ocho núcleos de población: Burió, Cires, Lafuente, Los Pumares, Quintanilla, Río, Sobrelapeña y Venta Fresnedo. La capitalidad del municipio recae en Sobrelapeña, que se encuentra a una distancia de la capital regional de 85 km. De los algo más de mil habitantes con que Lamasón contaba en 1920 ha pasado a los 360 actuales. Así pues, ha sufrido un fuerte y alarmante retroceso poblacional, ocasionado por la elevada edad media de sus gentes y por la migración que ha experimentado. Se trata de uno de los pocos municipios cántabros cuya economía se asienta principalmente sobre la actividad agropecuaria, aunque algo respaldada por el creciente turismo. Surcado por dos ríos, Lamasón es un territorio eminentemente montañoso, donde, al abrigo de su rica y variada vegetación, se refugian especies como el zorro, lobo, rebeco, corzo... Asimismo, su patrimonio artístico también es destacable, pues cuenta con ejemplares del arte románico como la iglesia de Santa Juliana, en Lafuente, e interesantes casonas con solana y soportal. La calidad de su ganado tudanco se pone de manifiesto en las ferias anuales que celebra, en las que es posible escuchar el sonido de la gaita.

Los Tojos
El municipio de Los Tojos, con una superficie de 90 km2, se sitúa en la parte alta del valle del Saja, río al que presta su nombre uno de los pueblos del término. Limita con Ruente y Cabuérniga por el norte y noroeste; con la Mancomunidad de Campoo-Cabuérniga por el suroeste; con la Hermandad de Campoo de Suso por el sur; y con Bárcena de Pie de Concha y Arenas de Iguña por el este. Los 424 habitantes con que cuenta se distribuyen en cinco núcleos de población: Bárcena Mayor, Correpoco, Saja, El Tojo y Los Tojos. El pueblo de Bárcena Mayor, declarado conjunto histórico-artístico en 1979, destaca por conservar una arquitectura rural homogénea y en muy buen estado de conservación, que presenta una cierta ordenación de calles y plazas poco frecuente en los núcleos rurales de la región. Está constituido por edificaciones en hilera y, aunque la mayoría son viviendas con solana, entre ellas se puede observar la evolución de la casa campesina cántabra. En 1998 se creó el Parque Natural Saja-Besaya, ocupando 24.500 ha, con el objetivo de preservar los valores ecológicos y naturales de las cuencas medias y altas de estos dos ríos. La mayoría del territorio del municipio de Los Tojos forma parte de él, siendo Bárcena Mayor el único núcleo poblacional incluido dentro de sus límites. La gran riqueza faunística del término ha supuesto que este enclave pertenezca también a la Reserva Nacional de Caza de Saja y, en parte, a la Zona de Especial Protección de Aves de las sierras del Cordel y cabeceras del Saja y Nansa. A pesar de la marcada tradición ganadera de la zona, hoy en día la mayor fuente de riqueza del municipio es el turismo, atraído, además de por los valores naturales, culturales y patrimoniales, por una gastronomía que basa sus platos en recetas de caza.

Mazcuerras
El cauce del Saja penetra desde Ruente por la Hoz de Santa Lucía y divide el valle de Cabezón, quedando en el margen oriental Mazcuerras. Este municipio se extiende por 55,6 km2. hasta alcanzar Cartes y Los Corrales de Buelna, situados sobre el curso del Besaya. Las llanuras dominan la parte norte y oeste, singularizadas en la vega del río por la presencia de terrazas que señalan los niveles alcanzados por el curso durante las glaciaciones. En la franja central, el terreno se vuelve más abrupto y se elevan los cerros de El Cueto (544 m), Ladreo (579 m) e Ibio (798 m), prolongaciones de la Sierra del Escudo de Cabuérniga, que separa la marina de las comarcas interiores de la comunidad autónoma. Vinculado históricamente a Cabezón de la Sal, Mazcuerras se compone en la actualidad de siete núcleos de población: Cos, Herrera de Ibio, Ibio, Mazcuerras, Riaño de Ibio, Sierra de Ibio y Villanueva de la Peña, alineados en las zonas más llanas. En estas localidades se puede ver un interesante muestrario de casonas populares montañesas, así como diversas e imponentes residencias señoriales construidas a lo largo de la Edad Moderna, tales como la torre de Hoyos o la casa de Juan Gómez de la Torre. Del patrimonio religioso destaca la ermita de la Virgen de la Peña, emplazada en un lugar privilegiado, bajo un muro de roca a orillas del Saja. Mazcuerras es escenario de una de las obras más célebres de la escritora cántabra Concha Espina: La niña de Luzmela, publicada en el año 1909. La prolífica novelista, nacida en Santander, pasó largas temporadas de su vida en estos parajes y la casa en la que residió se alza todavía en pie. En la actualidad, en este municipio, que ha atraído a otros e importantes novelistas contemporáneos, la literatura es entendida como un fenómeno vivo y su biblioteca ha sido distinguida por sus esfuerzos en la generalización de los hábitos de lectura entre los vecinos.

Peñarrubia
En las puertas de la comarca de Liébana, en el extremo oriental de Cantabria, se encuentra Peñarrubia, que se extiende por una agreste superficie de 54,3 km2, en las estribaciones de la cordillera de los Picos de Europa. Lo abraza desde el norte el municipio asturiano de Peñamellera Baja; al este limita con Lamasón y al sureste con los lebaniegos Cillorigo y Tresviso. Lo pueblan 356 vecinos repartidos por siete núcleos de población: Caldas, Cicera, La Hermida, Navedo, Piñeres, Roza y Linares, la capital. Vinculado históricamente a la Merindad de las Asturias de Santillana, los dos concejos que administraban el valle de Peñarrubia en la Edad Moderna lograron mantener la zona dentro de la jurisdicción de realengo, a pesar del peso que llegaron a tener los señores de La Hermida. Testimonio de esta importante familia son las tres torres que todavía se alzan en la localidad de Linares: la del Pontón, la de Berdeja y la de Piedrahíta, estas dos últimas en ruinas. También pertenece al sistema defensivo de la zona otro de los elementos de interés del patrimonio civil del municipio: las ruinas de la fortaleza de Bolera de los Moros, levantada a finales del siglo VIII, en los albores del Reino de Asturias, sobre el monte de Santa Catalina, a 600 m de altura. El elemento que singulariza este municipio es el desfiladero de La Hermida, un sobrecogedor corredor abierto entre muros de caliza que llegan a elevarse hasta los mil metros de altura y por momentos tiene una anchura de tan sólo cien metros. Recorre esta garganta, catalogada Zona de Especial Protección de Aves, el caudaloso río Deva, considerado Lugar de Importancia Comunitaria y abundante en salmones y truchas. Hace más de cien años se construyó en este desfiladero una carretera que, todavía, se sirve del mismo trazado e infraestructuras; convertida en la N-621, constituye la principal vía de entrada a Liébana.

Polaciones
El municipio de Polaciones, dentro de la comarca Tudanca-Cabuérniga, es, por su especial situación geográfica, uno de los más singulares y rurales de Cantabria. Situado en la parte suroccidental de la región, limita al norte con Rionansa, al sur con Palencia y Hermandad de Campoo de Suso, al este con Tudanca y Mancomunidad Campoo-Cabuérniga, y al oeste con Cabezón de Liébana y Pesaguero. Pertenece al partido judicial de San Vicente de la Barquera. A lo largo y ancho de sus 90 km2 de superficie se localizan los doce núcleos de población con que cuenta el municipio: Belmonte, Callecedo, Cotillos, La Laguna, Lombraña, Pejanda, Puente Pumar, Salceda, San Mamés, Santa Eulalia, Tresabuela y Uznayo. La capitalidad recae en Lombraña, que se sitúa a 104 km de Santander. Polaciones cuenta con 267 habitantes, lo cual significa que es de los municipios menos poblados de Cantabria, con una dinámica demográfica altamente regresiva y una edad media muy elevada. A pesar de que se le sigue asociando a la actividad ganadera y agrícola, lo cierto es que este sector ha caído en los últimos años y es el terciario, motivado por el incipiente auge del turismo, el que se ha alzado como principal fuente de riqueza del valle. Regada por las aguas del Nansa, la comarca conserva una naturaleza espectacular, enmarcada por las sierras de Peña Labra, Peña Sagra y El Cordel, cuyas cumbres superan los dos mil metros. El monumento más sobresaliente de Polaciones son los menhires de Sejos, cerca de Uznayo, que proporcionan además los vestigios más antiguos del término. Destaca, asimismo, la iglesia románica de Lombraña y construcciones civiles como la casa del Padre Rábago, en Tresabuela, y las de los Coroneles, en Puente Pumar. En esta localidad se ubica la sede del Ecomuseo Saja-Nansa.

Reocín
El municipio de Reocín, referente en la historia de Cantabria, está situado en la costa occidental y abarca un territorio de 32,1 km2 , por el que discurre de oeste a este el río Saja. Se ubica en el área de influencia de Torrelavega, ciudad con la que limita por su franja este. Además, linda al norte con Santillana del Mar; al sur, con Mazcuerras y Cartes; y al oeste, con Cabezón de la Sal y Alfoz de Lloredo. De los doce núcleos poblacionales que lo conforman, la capitalidad recae sobre Puente San Miguel, histórica localidad que fuera cabeza de la provincia de los Nueve Valles de las Asturias de Santillana y donde se estableció la Casa de Juntas en la que se constituyó la provincia de Cantabria el 28 de julio de 1778. Esta fecha se conmemora cada año en el Día de las Instituciones, la fiesta más sobresaliente de las celebradas en Reocín. La gran riqueza mineral de su subsuelo convirtió a este municipio en uno de los principales yacimientos de zinc del país, concentrándose en él la actividad de la empresa AZSA, que clausuró la explotación en 2003, dejando atrás más de un siglo de historia y poniendo fin así a la minería a gran escala en Cantabria. Precisamente, la industria, junto al comercio, son las claves económicas del término, que se ha visto favorecido por su cercanía a Torrelavega y por las buenas comunicaciones con las que cuenta: la carretera N-634 Bilbao-Oviedo y la línea de cercanías de FEVE. Estas mismas razones son las que han condicionado su crecimiento demográfico, registrándose una tendencia sostenida al alza hasta superar en la actualidad los 7.000 habitantes. En cuanto al patrimonio religioso, llaman la atención los restos románicos de la iglesia de Valles y la iglesia del siglo XVII de Barcenaciones. En el ámbito civil destacan la torre y palacio de Bustamante, en Quijas, y las numerosas casonas solariegas de los siglos XVII y XVIII. Otra de las grandes peculiaridades de Reocín es la finca de Puente San Miguel, propiedad de la familia Botín-Sanz de Sautuola, que está declarada Bien de Interés Cultural con la categoría de Jardín Histórico.

Rionansa
En la comarca Saja-Nansa, recorrido por el río que lleva su nombre, se localiza el municipio de Rionansa, cuyos escasos 1.300 pobladores habitan un amplio territorio, de casi 120 km2, que está incluido en la Reserva Nacional de Saja. Pese a sus 120 m de altitud en la zona septentrional, llega a alcanzar una cota máxima de 2.046 metros en el Cornón, pico más alto de la Sierra de Peña Sagra. El núcleo de Puentenansa, a 73 km de Santander y 200 m sobre el nivel del mar, ostenta la capitalidad municipal. Ubicado en el centro del término, confluyen en él las vías que atraviesan el valle, desde Polaciones, en la parte alta, hasta Val de San Vicente y su costa, con las que comunican los vecinos valles del Saja, al este, y Liébana, al oeste. La ocupación humana en la zona arranca del periodo prehistórico, como está documentado en algunos de los más importantes yacimientos paleolíticos de Cantabria. Destaca la cueva de Chufín, donde se han documentado algunas muestras de arte rupestre en forma de pinturas y grabados que representan caballos, cérvidos y bóvidos, además de otros animales y figuras abstractas. En otras cavidades, como las de Micolón y Porquerizo, se han encontrado, además de representaciones artísticas similares, restos líticos y óseos del Paleolítico. Uno de los mayores reclamos turísticos de la región, sin embargo, lo constituye el santuario de San Sebastián de Garabandal, construido en el lugar donde la Virgen se apareció a cuatro niñas a principios de los años sesenta para darles unos mensajes. La intensa difusión del suceso que se produjo en aquella época ha supuesto que aún hoy lleguen multitud de peregrinos y devotos al lugar, y no sólo de zonas cercanas, sino de países de todo el mundo.

Ruente
Situado en la comarca Cabuérniga y regado por las aguas del río Saja, el municipio de Ruente limita al norte con Valdáliga, Cabezón de la Sal y Mazcuerras; al sur, con Cabuérniga y Los Tojos; al este, con Cieza y Arenas de Iguña; y al oeste, también con Cabuérniga. Con una superficie total de 65,9 km2, pertenece al partido judicial de Torrelavega. Los 977 habitantes del municipio se reparten entre cuatro núcleos de población: Barcenillas, Lamiña, Ucieda y Ruente. Este último tiene la capitalidad y dista 52 km de Santander. El término presenta una dinámica demográfica prácticamente estancada y un perfil más envejecido que la media de la región. Su economía ha evolucionado desde la primacía de la actividad agropecuaria hasta tener un marcado equilibrio entre el sector secundario y terciario. Ello está motivado por su cercanía a núcleos industriales como Cabezón de la Sal, Los Corrales de Buelna y Torrelavega, así como el fomento del turismo gracias a una tradicional gastronomía, que destaca por el afamado cocido montañés y sus carnes de caza. En pleno corazón del Parque Natural Saja-Besaya, Ruente tiene en su término alguno de los mejores robledales y hayedos de la región, regados por las aguas del Saja y dos de sus afluentes. Entre esta vegetación se cobija una variada fauna, como ciervos, corzos, rebecos, jabalíes, lobos, diversas rapaces... Por algo acuden visitantes hasta sus montes para ver y escuchar en otoño la berrea del ciervo, ya que cuenta además con zonas de acampada. Si la naturaleza es muy destacada, el patrimonio artístico no desmerece. El vestigio más antiguo del municipio es el monasterio de San Fructuoso, en Lamiña, que se cita en el siglo IX y es uno de los más antiguos de Cantabria. Además, posee construcciones civiles de gran envergadura, como el palacio de Mier, en Ruente, o los de Escagedo y Quirós, en Ucieda.

Tudanca
Tudanca, uno de los municipios de Cantabria en los que aún puede vivirse un ambiente inmerso en las tradiciones rurales, se sitúa en la parte medio-alta del valle del Nansa, donde el río se encaja formando un estrecho valle rodeado de laderas escarpadas. Sus 52,9 km2 limitan con Rionansa al noroeste, con Cabuérniga al noreste, con Polaciones al suroeste y con la Mancomunidad de Campoo-Cabuérniga al sureste. La única vía de acceso al municipio es una carretera comarcal de irregular trazado, lo que ha ayudado a que en la zona se conserven, en gran medida, las costumbres y modos de vida tradicionales, evitando además la degradación paisajística. La localidad de Tudanca es la más interesante del municipio y la que en la actualidad cuenta con un mayor número de habitantes, pese a que no alcanzan la centena. Fue declarado conjunto histórico-artístico en 1983, ya que es un buen ejemplo de núcleo barroco en el que se entremezclan edificios nobles y populares. En la parte más alta del pueblo destaca la conocida casona de Tudanca, cuyo último morador fue José María de Cossío. En ella reunió una importante biblioteca, en la que, junto con una gran colección de volúmenes, se guardan numerosos manuscritos de insignes escritores de la primera mitad del siglo XX. Este edificio es también uno de los escenarios de Peñas Arriba, la más famosa novela de José María de Pereda, que se desarrolla en el pueblo de Tablanca (Tudanca). Poco antes de su muerte, Cossío donó la casona, junto con todo su contenido, a la Diputación Provincial de Santander, que la convirtió en museo. La casi total ausencia de espacios llanos ha supuesto que el terrazgo agrícola sea muy reducido, siendo la ganadería la principal fuente de riqueza. Aun así, para poder aprovechar mejor los pastos de las laderas, buena parte de ellas están abancaladas y son espacios comunales. Es el 'prau concejo', que se reparte por sorteo entre los vecinos del pueblo para ser segado.





Besaya
Anievas
El municipio de Anievas se encuentra en la comarca de Pas-Iguña y pertenece al partido judicial de Torrelavega. La mayor parte de su término municipal linda al oeste y al sur con Arenas de Iguña. Su extremo norte limita con Los Corrales de Buelna y San Felices, mientras que su flanco este se comunica con el municipio de Corvera de Toranzo. Estos límites quedaron establecidos en 1822, año en el que se formaron los primeros ayuntamientos constitucionales y en el que Anievas se instituyó como tal. Por su ubicación, el valle de Anievas es el punto central de la comunidad de Cantabria. Tiene una extensión de 21,5 km2 y cuatro son las entidades de población que lo conforman: Barriopalacio, Calga, Villasuso y Cotillo. Sobre este último, que dista 54 km de Santander, recae precisamente la capitalidad del municipio. Su población supera los 380 habitantes y la tendencia de su evolución demográfica es regresiva, lo que se explica por la fuerte caída de la natalidad y los saldos vegetativos y migratorios negativos. La explotación ganadera y el cultivo del campo han sido a lo largo de su historia la principal fuente de ingresos; sin embargo, hoy en día es más frecuente la actividad mixta, esto es, que se alterne con el trabajo en empresas de municipios cercanos. En su término aún se conservan edificios de notable interés artístico, como es el caso de la iglesia de estilo románico de San Andrés de Cotillo, que data del siglo XII. Además, en Anievas, lugar en el que en otros tiempos abundaron los hórreos, se mantienen ancestras tradiciones, entre las que destacan sus piteros y tamborileros, consumados maestros de este arte. Surcado por el río Casares, afluente del Besaya que riega de norte a sur el municipio, el paisaje de Anievas está dominado por los prados y pastos, fundamentales para el aprovechamiento ganadero.

Arenas de Iguña
Situado en la cabecera de un valle del interior de Cantabria atravesado por el río Besaya, Arenas de Iguña se extiende por una superficie de 86 km2 entre los municipios de Anievas, enclavado junto al valle de Toranzo, y Los Tojos, con el que limita por el oeste. Recoge por su flanco este las aguas del último tramo del río Casares y en su sector occidental abarca la amplia y abrupta área comprendida entre Cotero Alto (759 m) y el pico de Navajos (1.064 m), que forma parte del Parque Natural Saja-Besaya. Por su territorio discurren numerosos arroyos que, desde el barranco del río de Los Llares, descienden para alimentar al arroyo de Valdeiguna. Numerosos restos de castros cántabros y campamentos romanos han sido descubiertos sobre las líneas de montañas que enmarcan el municipio y testimonian la importancia estratégica de este lugar, ubicado en una de las rutas más frecuentadas entre la costa cantábrica y la meseta castellana. La milenaria presencia humana en el valle de Iguña queda patente en su rico patrimonio, que incluye uno de los pocos ejemplos de arquitectura mozárabe de la comunidad, la ermita San Román del Moroso, varios templos románicos y uno de los más llamativos ejemplos de pintoresquismo decimonónico de Cantabria: el palacio de los Hornillos. El municipio, escenario de la novela El Camino, de Miguel Delibes, cuenta con una población de más de 1.900 vecinos y está localizado entre los núcleos industriales de Los Corrales, Torrelavega y Reinosa, en los cuales trabajan buena parte de sus habitantes. Este hecho ha favorecido a Arenas de Iguña, que no ha visto su paisaje afectado por infraestructuras fabriles, sino que ha centrado su economía en las actividades agropecuarias.

Bárcena de Pie de Concha
Bárcena de Pie de Concha, Pie de Concha y Pujayo son las entidades de población que integran este municipio de 31,3 km2 de superficie perteneciente al valle de Iguña. Su situación estratégica, entre la meseta castellana y el mar, convirtió a Bárcena en un lugar de paso muy frecuentado, desempeñando un importante papel en el control de los tráficos hacia el puerto de Santander. Esta circunstancia determinó la evolución de las comunicaciones, siendo la calzada romana que unía Iuliobriga (en Campoo) con Portus Blendium (identificado como Suances) la ruta más transitada hasta la construcción del Camino Real de Reinosa, en el siglo XVIII. El tramo de calzada comprendido entre Pesquera y Pie de Concha, de 5,5 km de longitud, es el mejor conservado de la región. Este municipio linda al norte, con Arenas de Iguña; al noreste, con Molledo; al oeste, con Los Tojos y la Hermandad de Campoo de Suso; y al sur, se reparten sus límites Santiurde de Reinosa, Pesquera y San Miguel de Aguayo. Dista 56 km de Santander y 29 de Torrelavega. La evolución demográfica de Bárcena de Pie de Concha, marcada por continuas pérdidas de población, es regresiva. En la actualidad lo pueblan poco más de 800 habitantes. El trabajo en las industrias de términos próximos y, en menor medida, la ganadería y el campo constituyen las bases económicas de los habitantes de este lugar, en el que el paisaje, dominado por el fuerte vigor del relieve, supone un atractivo añadido. En sus pueblos se conservan edificios de significativo interés histórico-artístico, como es el caso de la iglesia de San Cosme y San Damián de Bárcena, de estilo románico y datada en el siglo XII o la iglesia de la Virgen de la Asunción, del siglo XVII, en Pie de Concha.

Cartes
En la comarca del Besaya, muy próximo a Torrelavega, se encuentra Cartes, municipio conocido como la villa de los torreones, en honor a la fortaleza del siglo XV, símbolo del poder medieval del linaje de los Manrique, sobre el que recaía la administración señorial y jurisdiccional. Abarca una extensión cercana a los 19 km2, sobre la que se asienta una población de más de 3.700 habitantes. Esta cifra ha experimentado un progresivo aumento, sobre todo a partir de la última década del siglo XX. La mayor parte de ellos se concentra en los núcleos de Cartes, que es la capital municipal, y Santiago. El resto está repartido en los pequeños pueblos de Riocorvo, Yermo, Corral, San Miguel, Mercadal, Bedicó, Sierra, Mijarojos y La Barquera. Cartes es un municipio en fase de crecimiento y desarrollo urbanístico, como consecuencia de su situación geográfica, en el área de expansión del eje industrial de Torrelavega. Además, limita al sur con otro núcleo empresarial: Los Corrales de Buelna. En su flanco oeste se encuentran los términos de Mazcuerras y Reocín. Su ubicación ha determinado no sólo la evolución en la forma de vida de sus habitantes, que han ido dejando atrás las actividades agropecuarias para dedicarse al trabajo en industrias cercanas, así como en talleres y comercios locales, sino también la proliferación de nuevas viviendas, al convertirse en lugar de residencia de un gran número de personas de municipios próximos. Desde el punto de vista artístico, Cartes cuenta con una de las mejores iglesias románicas de la cuenca del Besaya, Santa María de Yermo, y posee dos magníficos conjuntos históricos, declarados Bien de Interés Cultural, que se localizan en los términos de Cartes y Riocorvo. La festividad de mayor relieve celebrada en este ayuntamiento es la de San Cipriano, una tradicional romería montañesa catalogada como fiesta de interés turístico regional.

Cieza
En la cuenca del río Besaya, prácticamente en el centro geográfico de la región, se encuentra el municipio de Cieza, con una extensión de 44 km2. Su número de habitantes ronda los 680, distribuidos en sus tres núcleos de población: Collado, Villasuso y Villayuso de Cieza, siendo este último la capital municipal. Las tres localidades mantienen interesantes vestigios de arquitectura civil, destacando sobre todo el tipismo de sus barriadas populares, algunas con arreglos recientes. En el ámbito religioso es reseñable la iglesia de San Tirso, del siglo XVII, en Villayuso. No obstante, el auténtico atractivo de este apacible enclave, situado en la parte oriental de la Reserva Nacional de Caza del Saja, es el tesoro natural que alberga, pues se trata de un reducto de naturaleza un tanto escondido y perfectamente conservado, pese a encontrarse muy próximo a municipios de marcado carácter industrial, como es el caso de Los Corrales de Buelna, con el que limita por el norte, o Torrelavega, a tan sólo unos kilómetros. Cieza está flanqueado, además, por los términos de Mazcuerras, al norte, Arenas de Iguña, al sur, y Ruente, al oeste. Precisamente, la cercanía a esos núcleos fabriles ha determinado la economía de este pequeño municipio, que ha dejado atrás la actividad agropecuaria como sustento fundamental de las rentas familiares para potenciar el trabajo que le proporcionan las empresas de estos términos vecinos. Esta circunstancia no ha impedido, sin embargo, que la población de Cieza siga experimentando un progresivo descenso de habitantes con el paso de los años y que el perfil demográfico existente en la actualidad sea, incluso, más envejecido que el de la región.

Los Corrales de Buelna
Municipio ubicado en la comarca del Besaya, en el centro geográfico de la región, bañado por las aguas del río del mismo nombre. Es uno de los principales núcleos industriales de Cantabria, con gran tradición en el trabajo del metal, aunque las actividades agropecuarias, como la etimología de su nombre indica, también tuvieron un peso importante. Se extiende por una superficie de 46,3 km2 del valle de Buelna, al que pertenece también su vecino municipio de San Felices, con el que limita por el este. Su desarrollo industrial, favorecido por una ubicación clave en lo que se refiere a las vías de comunicación, ha sido el motor económico de otros términos próximos, como Anievas, Cieza o Arenas de Iguña, con los que comparte límites por el sur. Además, al oeste se comunica con Mazcuerras y al norte con Cartes. Su población se aproxima a los 11.000 habitantes, repartidos en los seis núcleos que lo componen. Esta evolución empresarial, que vino de la mano del corraliego José María Quijano (1843-1911) con la creación de la Sociedad de Altos Hornos-Forjas de Buelna en 1873, perfiló la vida del municipio tanto en el aspecto social como en el urbanístico. En el primer caso, porque este desarrollo conllevó un crecimiento importante de la población, y, en el segundo, porque la transformación fue inevitable, aunque todavía perduran restos de ese pasado remoto en algunas de las residencias nobles de familias distinguidas, como los Bustamante, los Ceballos, los Quijano, etc. A una etapa histórica mucho anterior remiten las estelas gigantes halladas en Barros y Lombera, vestigios de las poblaciones primitivas en el valle. Desde el punto de vista de la arquitectura religiosa, destaca uno de los edificios más emblemáticos de la región, el monasterio de Nuestra Señora de las Caldas del Besaya, construido en 1683, así como la iglesia de San Vicente Mártir.

Molledo
Sobre una extensión de 71 km2 de la comarca del Besaya se asienta el término municipal de Molledo, uno de los que conforman el antiguo valle de Iguña, que cuenta con significativos elementos de arquitectura civil y religiosa, como el castillo de Cobejo y la iglesia románica de San Primitivo y San Facundo (siglo XII), en Silió. Su población supera los 1.800 habitantes, siendo ésta la suma de los residentes en sus siete núcleos: Helguera, Molledo, San Martín de Quevedo, Santa Cruz, Santa Olalla, Silió y Cobejo. Sin embargo, ésta es la cifra más reducida de las registradas durante todo el último siglo, lo que confirma, una vez más, la tendencia regresiva de entornos rurales como éste. Es, por tanto, una circunstancia determinada por el descenso de la natalidad, los saldos migratorios negativos y, como consecuencia, el progresivo envejecimiento de los habitantes y el incremento de la tasa de mortandad. Al igual que los municipios que le rodean -como es el caso de Bárcena de Pie de Concha y San Miguel de Aguayo, con los que limita por el sur; Arenas de Iguña, en la parte norte; y Luena, en su límite este-, su economía, que tradicionalmente ha estado basada en las actividades agropecuarias, depende en gran medida del trabajo en empresas del municipio o de otros términos próximos, como Torrelavega, Reinosa y Los Corrales de Buelna, aunque también dispone de un buen número de pequeños negocios. Su patrimonio artístico, unido a la riqueza de sus tradiciones populares, constituye un imán para el turismo del municipio, que vio nacer al insigne científico Leonardo Torres Quevedo (1852). Desde el punto de vista festivo destaca la celebración de 'La Vijanera', una fiesta ancestral de tintes carnavalescos que, aunque era común a todo el valle de Iguña, hoy en día se mantiene únicamente en este término. Otro festejo de marcado carácter cántabro que se conserva es el de 'La Maya', en Silió.

Polanco
En la comarca del Besaya se localiza este municipio, famoso por ser la cuna de uno de los escritores costumbristas más ilustres de la región, José María Pereda (1833-1906). Se trata de un término que goza de excelentes comunicaciones, pues se encuentra al pie de la autovía A-67, que enlaza Santander -de la que dista 24 km- y Torrelavega, está dotado de instalaciones ferroviarias y dispone de un puerto fluvial en Requejada. Además, está estratégicamente situado, pues limita al sur con el principal núcleo industrial, comercial y de servicios de la comarca, la capital del Besaya, y está próximo también a varios de los términos más turísticos de la región, como son Miengo y Suances, con los que linda por el norte. Santillana del Mar le hace frontera al oeste, y Piélagos, al este. En sus 17,55 km2 de extensión se asienta una población que supera los 3.700 habitantes, repartidos entre las ocho localidades que lo integran: Barrio Obrero, Mar, Polanco, Posadillo, Requejada, Rinconeda, Rumoroso y Soña. Este municipio de tradición eminentemente ganadera, aún no del todo abandonada, experimentó una profunda transformación a comienzos del siglo XX, cuando la empresa belga Solvay comenzó a explotar sus recursos naturales, aprovechando la riqueza de su suelo. Esta circunstancia dio un nuevo impulso a Polanco, que hoy es un competitivo núcleo industrial en desarrollo. El lago natural, conocido como Pozo Tremeo, es su recurso natural más sobresaliente, mientras que del patrimonio civil destacan dos edificaciones localizadas en la capital. La primera es la casona de estilo barroco-montañés del siglo XVIII, en la que nació José María Pereda, convertido por éste en el escenario de su novela El sabor de la tierruca; y la segunda, la casa cubo característica del XIX construida por orden del insigne escritor. En lo que respecta al ámbito religioso, cabe reseñar en este núcleo la iglesia de San Pedro Advíncula, y en Rumoroso, la de San Andrés.

San Felices de Buelna
San Felices de Buelna ocupa una superficie de 39,4 km2 de la comarca del Besaya, extendiéndose por la margen derecha de este río, que funciona como eje separador del otro municipio del valle con el que comparte apellido: Los Corrales. Por esta franja oeste limita también con Cartes, mientras que en su extremo este se encuentran Puente Viesgo y Corvera de Toranzo. Al sur linda con Anievas y, al norte, con Torrelavega, de la que le separa físicamente la Sierra del Dobra. Aglutina nueve núcleos de población, sobre los que se asienta una población que supera los 2.200 habitantes, una cifra que se ha recuperado en los últimos años de la caída demográfica sufrida en la segunda mitad del siglo XX. La mayoría de ellos viven de la industria y del sector servicios, habiendo quedado bastante relegadas la agricultura y la ganadería, en otros tiempos una de las bases de la economía local. No obstante, esta última continúa centrando algunas de las actividades desarrolladas en San Felices, como es la Feria de Año que se celebra en el mes de noviembre. Sus cuevas prehistóricas de Hornos de la Peña y Sovilla revelan la primitiva ocupación de este territorio, en el que también dejaron su huella los cántabros y romanos en forma de calzada, castros, campamentos y estelas. Entre sus emblemas arquitectónicos figura la torre medieval de la localidad de Llano, construida en honor del ilustre marinero Pero Niño, primer conde de Buelna (1431). Por el resto de los núcleos del término se encuentran diseminadas diferentes casonas solariegas y palacios de interés artístico, como el de San Jorge y el de los Condes de las Bárcenas. El cuanto a su arquitectura religiosa, los mejores ejemplos los constituyen la iglesia parroquial de San Félix y el santuario de la Virgen de la Consolación, ambas ubicadas en la capital municipal, Rivero.

Suances
Suances está situado en la costa central de Cantabria, entre Santillana del Mar y la ría de San Martín de la Arena, estuario alimentado por los ríos Saja y Besaya y límite natural con Miengo. El municipio se extiende por 24,6 km2 al sur de la amplia ensenada de Cabrera, flanqueada por las puntas de Bellota y del Dichoso. Esta última es una pequeña península y un espectacular mirador natural sobre la cual se alzan un emblemático faro y los restos de una de las antiguas baterías dispuestas para defender la costa. El resguardado tramo final de la ría ha sido identificado como lugar de emplazamiento del Portus Blendium romano, destino de la principal vía que enlazaba la Meseta y la costa cántabra. En el Antiguo Régimen la zona estuvo vinculada a la Abadía de Santillana y a la Casa de los Mendoza, que trató de hacer de él un establecimiento portuario en directa competencia con Santander. Ayuntamiento independiente desde 1822, está integrado por los núcleos de población de Cortiguera, Hinojedo, Ongayo, Puente Avíos, Suances y Tagle, y cuenta con 6.838 habitantes. Situado junto a los centros industriales de Torrelavega, Reocín y Polanco, Suances es sede de un destacado puerto pesquero. A finales del siglo XIX, junto a los arenales que se extienden a lo largo de la ría se instalaron los primeros establecimientos balnearios. Con el paso del tiempo las infraestructuras veraniegas han terminado por modelar el perfil urbanístico y económico del municipio, que es hoy en día uno de los destinos turísticos más populares de la comunidad autónoma cántabra. Desde el punto de vista patrimonial, el término municipal de Suances acoge yacimientos arqueológicos al aire libre de interés en el monte La Masera y en la punta del Dichoso, así como notables ejemplos de residencias señoriales de la Edad Moderna como las de los Polanco, los Quirós y los Velarde.

Torrelavega
A 25 km de Santander se encuentra la segunda ciudad en importancia de la región: Torrelavega, que alcanzó esta posición tras el desarrollo industrial y comercial iniciado de forma incipiente en la segunda mitad del siglo XVIII, que dio lugar a la profunda transformación de la que hasta entonces era una aldea agraria de la comarca del Besaya. Conoció una época de apogeo entre finales del XIX y principios del XX, a partir del emplazamiento en ella de importantes empresas, como Solvay y Sniace, entre otras. Este espectacular crecimiento propició la concesión de la reina María Cristina del título de ciudad en 1895, todo un hito en la historia de la villa, cuya fundación se atribuye a la familia de los Garcilaso de la Vega, quienes construyeron la torre de la que procede la denominación del municipio. Factores claves han sido su situación estratégica, en una encrucijada de las principales vías de comunicación de la región, y su cercanía al mar. La capital del Besaya, en el centro de la región, está próxima a varias localidades de interés turístico, como las ubicadas en sus límites geográficos: Santillana del Mar y Polanco, al norte; Piélagos y Puente Viesgo, al este; San Felices de Buelna, al sur; y Cartes y Reocín, al oeste. Paralela al progreso económico, que también ha tenido altibajos, es su evolución demográfica, situándose la población actual en cerca de los 57.000 habitantes, siete veces más de los registrados a comienzos del siglo XX. De éstos, la mitad se concentra en la capital, mientras el resto se distribuye en sus nueve núcleos restantes (Barreda, Campuzano, Duález, Ganzo, La Montaña, Sierrapando, Tanos, Torres y Viérnoles), repartidos por esta amplia vega de suelos fértiles y 35,5 km2 de extensión en la que confluyen los cauces de los ríos Saja y Besaya. De su patrimonio histórico cabe destacar la iglesia neogótica de la Asunción y la de la Virgen Grande, patrona de la ciudad, así como el conjunto monumental de Viérnoles y el palacio de Demetrio Herrero, actual sede del ayuntamiento. Torrelavega, conocida gastronómicamente por sus famosas polkas de hojaldre, es, además, un núcleo ganadero de primera magnitud gracias al Mercado Nacional de Ganados, catalogado como la feria más importante de Cantabria.





Campoo
Campoo de Enmedio
En el sur de Cantabria, en el centro de la comarca de Campoo-Los Valles y atravesado de norte a sur por la Autovía de la Meseta -antes N-611 Santander-Palencia- se ubica este municipio cuyo territorio, de aproximadamente 91 km2 de extensión, rodea totalmente el término de Reinosa. Limita al noroeste con Santiurde de Reinosa, al este con Las Rozas y Campoo de Yuso, al oeste con Hermandad de Campoo de Suso y al sur con Valdeprado del Río y Valdeolea. La economía del municipio se basa fundamentalmente en los sectores secundario y terciario, mientras las actividades agropecuarias pierden peso de forma progresiva. El área industrial reinosana ha contribuido a este desarrollo, en el que también ha cobrado un papel fundamental el turismo, que reporta cada vez más ingresos. Este municipio no ha sufrido la regresión demográfica característica de su comarca, y sus efectivos han mantenido una cierta estabilidad. Hoy en día lo pueblan 4.000 habitantes, repartidos por sus 16 núcleos. En Matamorosa, la capital, y Nestares, ambas muy próximas a Reinosa, se concentra el mayor número de residentes. Su patrimonio monumental es de primer orden. Aquí se localizan las ruinas romanas de Iuliobriga, el asentamiento romano de mayor importancia del interior de Cantabria. También se han localizado varios castros cántabros, entre los que destaca el de Las Rabas, en Celada Marlantes. En materia de patrimonio artístico religioso, Campoo de Enmedio alberga algunos de los vestigios románicos más importantes de la comunidad autónoma. Sobresale la Colegiata de San Pedro, en Cervatos, una de las más populares y conocidas de la región, sobre todo por su repertorio de decoración escultórica erótica. En cuanto al patrimonio natural, son de destacar el inmenso embalse del Ebro y la colonia de cigüeñas que anidan en el pueblo de Villaescusa, dos significativos elementos de este enclave de frondosos bosques de roble y haya y de una rica tradición artesana y gastronómica.

Campoo de Yuso
Este municipio, uno de los más rurales y extensos de la región, abarca una superficie de 89,9 km2 de la comarca campurriana. Limita al sur con Las Rozas de Valdearroyo y la provincia de Burgos, al norte, con San Miguel de Aguayo, Santiurde de Reinosa y Luena -municipio este último que cubre también parte de su flanco este-, y el borde occidental lo ocupa Campoo de Enmedio. Consta de catorce pequeños núcleos de población, siendo La Costana su capital. La mayoría de sus pueblos se encuentran a orillas del embalse del Ebro y apenas superan los sesenta habitantes, lo que demuestra el índice de despoblamiento que caracteriza a este municipio. Sus efectivos demográficos se han ido reduciendo de forma progresiva, hasta el punto de contar en la actualidad con una tercera parte de la población registrada a comienzos del siglo XX. Su configuración geográfica actual es producto de la profunda transformación que supuso la construcción del pantano del Ebro, que sepultó bajo sus aguas gran parte de sus pueblos y muchos de los terrenos de pasto y cultivo que constituían el principal sustento de la zona. Este hecho fue uno de los desencadenantes del éxodo que entonces sufrió el municipio. Sus extensos bosques de roble y las excelentes vistas que se divisan desde pueblos como Quintana y La Riva forman parte de su encanto natural. Desde el punto de vista patrimonial, destaca la torre de los Bustamante, construida en el siglo XV, así como el balneario de Corconte, ya en territorio burgalés, donde se embotella el famoso agua mineral que lleva su nombre.

Hermandad de Campoo de Suso
El municipio de Hermandad de Campoo de Suso se encuentra en la comarca de Campoo y pertenece al partido judicial de Reinosa. Limita al norte con Polaciones, Mancomunidad Campoo-Cabuérniga y Los Tojos; al sur, con Palencia y Valdeolea; y al este, con Santiurde de Reinosa y Campoo de Enmedio. Ubicado en el extremo noroccidental de la comarca de Campoo y al sur de Cantabria, tiene una extensión de 222,7 km2 y está formado por 24 pueblos: Abiada, Argüeso, Barrio, Camino, Celada de los Calderones, Entrambasaguas, Espinilla, Fontibre, Hoz de Abiada, Izara, La Lomba, Mazandrero, La Miña, Naveda, Ormas, Paracuelles, Población de Suso, Proaño, Salces, Serna, Soto, Suano, Villacantid y Villar. La capital del municipio es Espinilla, situada a 83 km de Santander. Su población apenas alcanza la cifra de dos mil habitantes. La tendencia de su evolución demográfica es regresiva, lo que se explica por la fuerte caída de la natalidad y los saldos vegetativos negativos. La economía de este valle se basaba en la ganadería, pero actualmente domina el sector servicios y el trabajo en las industrias de la zona. La Estación de Esquí de Alto Campoo y el nacimiento del Ebro, en Fontibre, se han convertido en dos focos importantes de turismo. Ríos, montañas y valles tienen cabida en este municipio, con altitudes superiores a los dos mil metros. Asimismo, su patrimonio artístico es importante, con puentes y calzadas romanas, iglesias románicas, renacentistas y barrocas, fortalezas medievales defensivas (Argüeso y Proaño) y numerosas casonas de los siglos XVII y XVIII.

Las Rozas de Valdearroyo
Las Rozas de Valdearroyo abarca una superficie de 57,4 km2 en los que se asientan apenas trescientos habitantes. Está situado en la comarca de Campoo, justo en el límite con la provincia de Burgos. Dista 84 kilómetros de la capital cántabra y tiene una altitud sobre el nivel del mar de 844 m. El término municipal, que limita al norte con Campoo de Yuso, al oeste con Campoo de Enmedio y Valdeprado del Río, y al sur y este con el territorio burgalés, está compuesto por las localidades de La Aguilera, Arroyo, Bimón, Bustasur, Las Rozas, Llano, Renedo y Villanueva. Perteneciente a la antigua Hermandad de Yuso, las primeras referencias documentales aparecen en la iglesia románica de Bustasur, en la que existe una inscripción fechada en el año 1112. De la extensión total que ocupa el municipio, casi un tercio se corresponde con la superficie inundada del pantano del Ebro, una obra que ha causado un profundo cambio en el medio natural y que ocasionó la desaparición de la totalidad de las zonas llanas del valle del río Ebro y del Virga dedicadas al cultivo. Las Rozas de Valdearroyo cuenta con buenas manifestaciones arquitectónicas correspondientes al románico popular, como son las iglesias de San Julián de Bustasur y de la Inmaculada Concepción, en Arroyo, y la surgente torre emergida de la anegada iglesia de San Roque, en Villanueva. Además, forma parte del patrimonio municipal la ferrería de La Pendía, en la localidad de Bustasur, y los restos del ferrocarril hullero de La Robla.

Pesquera
Con tan sólo 78 habitantes y 8,9 km2 de extensión, Pesquera es uno de los municipios cántabros más pequeños de la región. Está situado en la comarca de Campoo, a 62 km de Santander y 12 de Reinosa. Su población, que ha sufrido una trayectoria regresiva hasta quedar reducida a una cuarta parte de los residentes a comienzos del siglo XX, se reparte entre su capital, que da nombre al término, y el barrio de Ventorrillo, que se asoma a la carretera N-611, que une Santander con Palencia, atravesando el municipio de norte a sur. El que fuera el tercer núcleo de Pesquera, Somaconcha, está hoy completamente deshabitado. Precisamente de este último enclave parte el tramo mejor conservado de la calzada romana de Pisoraca-Portus Blendium, lo que evidencia la importancia del municipio como lugar de tránsito histórico, pues paralelo a ella discurrió también en el siglo XVIII el Camino Real de Reinosa. Esta vía antigua de comunicación con la Meseta llegaba hasta Bárcena de Pie de Concha, dejando a su paso la aldea de Mediaconcha (Molledo). Ambos municipios se localizan al norte de Pesquera, mientras su límite suroeste lo ocupa Santiurde de Reinosa y el este, San Miguel de Aguayo. Las actividades económicas básicas de este término han sido tradicionalmente la ganadería de tipo vacuno y la agricultura, que hoy siguen desempeñando un papel relevante. No obstante, también es frecuente el trabajo en empresas cercanas y las ocupaciones relacionadas con el sector servicios. La riqueza de su patrimonio artístico -en el que destaca la iglesia románica de San Miguel y el rollo de Pesquera- y su belleza natural -a la que se ha añadido un arboretum- hacen que el turismo esté dando un nuevo impulso a este municipio campurriano. En este sentido, uno de sus atractivos estivales es la Feria del Queso, la más destacada de Cantabria, que, desde 1995 y coincidiendo con las fiestas de San Roque, congrega a numerosos artesanos de éste y otros productos típicos, constituyendo una de las señas de identidad de Pesquera, como lo fue también en el siglo XVIII la ferrería de Gorgollón.

Reinosa
Ubicada al sur de Cantabria, la ciudad de Reinosa da nombre al término que la comprende y del que es único núcleo poblacional. Su corta extensión, de tan sólo 4,12 km2, la convierten en el municipio más pequeño de la región, aunque esta cualidad no ha impedido que se haya convertido en la cabecera de la comarca campurriana y en un núcleo industrial de referencia. Rodeada completamente por Campoo de Enmedio, se emplaza en la llanura donde confluyen los ríos Ebro, Híjar e Izarilla. Dista 75 km de Santander. Precisamente, su proximidad a la meseta castellana y su óptima localización como lugar de paso hacia la costa explican su importante papel histórico como vía comercial, sobre todo a raíz de la construcción del Camino Real en el siglo XVIII. La apertura de este itinerario impulsó definitivamente el comercio y favoreció la implantación de las primeras fábricas. Fue a partir de este momento cuando Reinosa vivió su época de máximo esplendor. Todo un hito fue la instalación, en 1918, de los talleres de la Sociedad Española de Construcción Naval, convertida en motor fundamental de la economía de la comarca. Paralelo al auge económico de la villa, tuvo lugar su desarrollo poblacional y urbanístico. De hecho, si en la década de los veinte contaba con poco más de cuatro mil habitantes, desde entonces se produjo un espectacular incremento, llegando a su máximo registro en 1984, con 13.411 habitantes. Sin embargo, la recesión industrial desencadenada en 1987 con la crisis de Forjas y Aceros invirtió esta tendencia, que se ha mantenido a la baja hasta hoy (10.873 habitantes). Reinosa posee una interesante arquitectura religiosa, en la que sobresale la iglesia barroca de San Sebastián; y civil, como algunas casonas de sillería, varios edificios públicos notorios (Ayuntamiento, Teatro Principal…) y sus pintorescas construcciones, con las típicas galerías acristaladas. Entre los elementos más representativos de este municipio destacan la fuente de la Aurora, los soportales y las famosas pantortillas, su producto gastronómico por excelencia.

San Miguel de Aguayo
Formado por tres localidades y con tan sólo 155 habitantes, San Miguel de Aguayo tiene una altitud media alta (en torno a 900 m) y se encuentra situado a 69 kilómetros de Santander. Con una extensión de 36 km2, el municipio limita con Molledo y Bárcena de Pie de Concha al norte, Campoo de Yuso al sur, con Luena al este y con Pesquera y Santiurde de Reinosa al oeste. En el ámbito natural destaca su territorio dominado por areniscas y afloramientos calcáreos con elevaciones como la cumbre de Mediajo Frío (1.328 m) o el pico Jano (1.288 m), a cuyo pie se sitúa el embalse de Alsa-Torina, destinado a la explotación hidroeléctrica, que, junto al más pequeño de Mediajo, constituye una de las notas más características de su paisaje. A nivel patrimonial, el municipio cuenta con algunas joyas arquitectónicas del siglo XVI, como las iglesias parroquiales de San Miguel de Aguayo y Santa María de Aguayo, y la torre de los Gómez Bárcena. Territorio muy rico en folclore popular, sus habitantes han sido hábiles artesanos de la madera, lo que se ha plasmado en la fabricación de albarcas y aperos de labranza. Desde 1900 el municipio ha sufrido una pérdida constante en sus efectivos de población. Los escasos vecinos que todavía habitan en este término municipal continúan dedicándose sobre todo a las labores agropecuarias en las que predomina el sector ganadero de cabaña vacuna de orientación láctea.

Santiurde de Reinosa
Este pequeño municipio se extiende por 31 km2 de la zona septentrional de la comarca de Campoo, cercado por Bárcena de Pie de Concha, al norte; Hermandad de Campoo de Suso y Campoo de Enmedio, al oeste; Campoo de Yuso, al sur; y San Miguel de Aguayo y Pesquera, al este. Se asienta en la cabecera del río Besaya, que aquí recibe las aguas de numerosos arroyos e inicia su descenso en dirección al mar. El curso se abre paso por una serie de valles y desfiladeros y señala el trazado de una de las principales vías de comunicación entre la meseta castellana y la costa cantábrica. Se suceden aquí la calzada romana que unía Pisoraca con el Portus Blendium, las vías medievales que aprovecharon el mismo trazado, el camino real del siglo XVIII, la línea del ferrocarril construida en el siglo XIX, la carretera nacional 611 y, en un futuro, la Autovía de la Meseta. Durante el Antiguo Régimen los concejos de las entidades que en la actualidad integran el término de Santiurde de Reinosa formaban parte de la Hermandad de Cinco Villas, una de las siete que, junto a la villa de Reinosa y Valderredible, configuraban la jurisdicción conocida como Corregimiento de Reinosa y Merindad de Campoo. En noviembre del año 1833 estos territorios quedaron definitivamente incorporados a la provincia de Santander, base geográfica de la actual comunidad autónoma de Cantabria. El término municipal actual está compuesto por los núcleos poblacionales de Lantueno, Santiurde de Reinosa, Somballe y Rioseco, que cuentan con tan sólo 344 habitantes. Como el resto de los municipios campurrianos, Santiurde atesora un sobresaliente ejemplo de arquitectura románica; en este caso se trata de la iglesia de San Andrés, levantada a finales del siglo XII en la localidad de Rioseco. Otras muestras patrimoniales de interés de este término son la iglesia de Santa Eulalia y las viviendas particulares que, erigidas en sus cuatro entidades, reflejan la transición entre las casas castellanas y aquellas que pueden verse en los territorios inmediatos de la franja cantábrica.

Valdeolea
Valdeolea se extiende por una superficie de 83,7 km2 al sur de Hermandad de Campoo de Suso y Campoo de Enmedio. Limita en su flanco occidental con los municipios palentinos de Brañosera y Aguilar de Campoo, y en su flanco oriental con el término cántabro de Valdeprado del Río. El río Camesa y sus numerosos afluentes recorren sus bellos paisajes de colinas cubiertas de roble melojo que enmarcan pueblos con casas de piedra e iglesias románicas. Su capital, Mataporquera, es sede de un importante nudo ferroviario en el que coinciden las líneas de Renfe y FEVE. Desde la Antigüedad estas tierras han sido lugar de paso y asentamiento de grupos humanos, que han dejado llamativos restos arqueológicos. Con el transcurrir de los siglos cristalizaron una serie de asentamientos permanentes que devinieron en los catorce concejos de la hermandad de Valdeolea, una de las siete que, durante el Antiguo Régimen, constituían la jurisdicción conocida como Corregimiento de Reinosa y Merindad de Campoo. En la actualidad son diecinueve los núcleos de población de este municipio en el que viven 1.372 habitantes. Valdeolea atesora un sobresaliente patrimonio arqueológico y artístico que viene a ilustrar el transcurso de las centurias medievales en tierras cántabras. Entre ellos se cuentan los restos de una ermita y un cementerio de la época de la Repoblación, levantados sobre las ruinas de una antigua villa romana en Camesa Rebolledo, en la actualidad sede de un centro de interpretación; la torre de San Martín de Hoyos y el Torrejón de las Henestrosas, testimonios de la presencia de los poderes feudales; y, por último, los conjuntos de pinturas murales de las iglesias románicas de Santa Eulalia de La Loma, Santa María de Las Henestrosas y San Juan Bautista de Mata de Hoz, ejecutados ya a finales del siglo XV por un artista partícipe de la corriente hispanoflamenca.

Valdeprado del Rio
Valdeprado del Río se extiende por 89,3 km2 al este de Valdeolea, en el corazón de la comarca de Campoo. Lo flanquean el municipio palentino de Aguilar de Campoo, por el oeste, y el burgalés Alfoz de Santa Gadea, por el este; al sur limita con Valderredible y al norte con Las Rozas de Valdearroyo y Campoo de Enmedio. Localizado sobre una estructura anticlinal en la que aparecen amplias zonas de calizas y dolomías jurásicas, Valdeprado está atravesado de norte a sur por el emblemático río Ebro, y de este a oeste por su afluente, el río Polla. El municipio de Valdeprado del Río es resultado de la unión de las antiguas hermandades de Los Carabeos y Valdeprado: la primera, compuesta por los concejos de Los Carabeos, Los Riconchos y Arcera-Aroco; y la segunda, por los concejos de Hormiguera, Reocín de los Molinos, Sotillo-San Vitores y Valdeprado. Se trata de dos de las siete hermandades que, durante el Antiguo Régimen, conformaban la jurisdicción conocida como Corregimiento de Reinosa y Merindad de Campoo. Ambas entidades quedaron transformadas en sendos ayuntamientos constitucionales en el año 1822 y decidieron unirse en 1868. Desde 1873 la sede consistorial se encuentra en Arroyal de Los Carabeos. En la actualidad, este municipio está integrado por 16 núcleos de población que habitan 334 personas. Desde el punto de patrimonial, Valdeprado del Río se precia de custodiar un excelente muestrario de arquitectura religiosa, que incluye el emblemático santuario de Montesclaros, cuya Virgen fue declarada patrona de la Merindad de Campoo a comienzos del siglo XVIII y todavía es objeto de gran devoción popular. También son de reseñar las ermitas románicas de Aldea de Ebro, pueblo declarado Conjunto Histórico, y las iglesias dedicadas a Santa María situadas en Barruelo y Valdeprado del Río.

Valderredible
En el extremo sur de la región se emplaza este municipio, que con 298,2 km2 de superficie es el más extenso de Cantabria. Limita al oeste con el término de Valdeprado del Río, al este con la provincia de Burgos y al sur con la de Palencia, quedando definido su territorio por el borde horizontal y calizo correspondiente al páramo de La Lora. En este entorno privilegiado que surca el río Ebro -del que deriva su nombre- antes de abandonar tierras cántabras, abundan los recursos naturales, como es el caso del Monte Hijedo, uno de los bosques caducifolios más importantes de la región. Sus poco más de 1.000 habitantes se reparten por los 52 núcleos que lo integran, la mayoría de los cuales no alcanzan la treintena de vecinos, lo que supone una bajísima densidad de población, de 3,8 hab/km2. Su capital, Polientes, dista 110 km de Santander. Lo más destacable de su evolución demográfica es el espectacular y rápido descenso experimentado en el valle, sobre todo a partir de los años cincuenta, perdiendo a lo largo del siglo XX y hasta la actualidad prácticamente el 88% de sus efectivos. A esta caída ha contribuido la falta de desarrollo industrial en esta zona, dedicada casi en exclusiva a las actividades agropecuarias, y en especial a cultivos, destacando el de patata, su producto 'bandera'. En los últimos años se ha potenciado el turismo en la zona, suponiendo éste una nueva e interesante fuente de ingresos. Entre los atractivos que encuentra el turista que acude a Valderredible sobresale su rico patrimonio etnográfico e histórico. Además de los múltiples vestigios arqueológicos descubiertos en la zona, en este valle se concentra el fenómeno de las ermitas rupestres, entre las que figuran las de Santa María de Valverde y Arroyuelos, manifestaciones de las comunidades cristianas en la época de la Repoblación (siglos IX y X). El estilo románico es el predominante en la mayoría de las iglesias existentes en sus numerosos pueblos, destacando por encima de todas ellas la colegiata de San Martín de Elines, una de las más monumentales de Cantabria.





Santander
Astillero
El municipio de El Astillero está determinado geográficamente por las rías de Solía, Boo y Astillero que le rodean y se encuentra ubicado entre los términos de Camargo, Villaescusa, Piélagos, Medio Cudeyo y Marina de Cudeyo. Con 14.641 habitantes y una superficie de 6,4 km2, consta de tres núcleos de población: Astillero, Guarnizo y Boo y ha sido considerado tradicionalmente uno de los municipios industriales de Cantabria. Tanto su historia como su economía han estado ligadas a la construcción naval a raíz de la exportación del mineral de hierro extraído de la cercana zona de Cabarga, lo que favoreció el asentamiento en el municipio de los primeros astilleros de la Corona desde finales del siglo XVI en donde se construyeron sus buques insignia, lo que dio lugar a una gran actividad económica que atrajo a numerosas personas y que fue el germen de lo que hoy es El Astillero. Su localización convirtió en la segunda mitad del siglo XIX al municipio en el puerto minero de la Bahía, lo que se vio complementado por una red de ferrocarriles mineros. La apertura de dos refinerías de petróleo a finales del XIX, Deuchst y Compañía -más conocida como La Cantábrica- y la Desmarais Hermanos abrió un periodo de prosperidad sin precedentes. En el ámbito patrimonial, el municipio cuenta con destacadas manifestaciones de la arquitectura religiosa, civil e industrial, como la iglesia de Nuestra Señora de Muslera, enclavada en Guarnizo, la iglesia de San José o la ermita de Nuestra Señora de los Remedios, así como la casa palacio de La Generala, el Cargadero de Orconera, las Chimeneas de La Cantábrica y la subestación de Electra de Viesgo. La confluencia de las rías y la costa de la Bahía genera una gran extensión de humedales, entre los que destacan 'Las Marismas Blancas', donde anidan durante todo el año diversas aves migratorias, y que están consideradas como una importante reserva ornitológica.

Camargo
Al occidente de la bahía de Santander se extiende el municipio de Camargo, en una estratégica ubicación, inmediata a la capital autonómica. En sus 36,6 km2 de superficie se distribuyen ocho entidades de población: Cacicedo, Camargo, Escobedo, Herrera, Igollo, Maliaño, Muriedas -sobre la que recae la capitalidad- y Revilla. Todas ellas tienen el privilegio de estar integradas en una de las áreas más dinámicas de la región. Emplazamiento y accesibilidad son algunas de las claves de la historia económica de Camargo, marcada por un pujante desarrollo industrial a lo largo del siglo XX, que en las últimas dos décadas ha perdido fuerza frente al crecimiento del sector servicios. Todo ello se ha reflejado en un incesante incremento de su población a lo largo del siglo, primero debido al copioso contingente de inmigrantes que atrajo la industria y más tarde motivado por los atractivos de Camargo como espacio residencial alternativo a Santander. En el año 2003 cuenta con 25.676 habitantes, lo que le convierte en el tercer municipio de Cantabria por número de habitantes. A pesar de la intensa urbanización del territorio y de las transformaciones en su paisaje, Camargo conserva un interesante patrimonio. Las marismas y las manchas de encinar cantábrico son buenos ejemplos de ecosistemas naturales, mientras que la cueva de El Pendo, las termas romanas de Parayas, la casa natal de Pedro Velarde (hoy en día Museo Etnográgico de Cantabria) y el palacio del Marqués de Villapuente muestran la riqueza del patrimonio cultural. Permanecen también muchas fiestas populares de larga tradición, como las de la Virgen del Carmen y San Juan, a las que se unen actividades nuevas que enriquecen la vida municipal.

Miengo
Este municipio se encuentra en la zona costera central de la región, a 21 kilómetros de Santander y entre los términos de Piélagos, con el que linda por el este, y Suances, con el que se comunica por el oeste. Dos ríos discurren a ambos lados ejerciendo con su cauce como límites naturales del municipio: el Pas, que desemboca en Mogro formando la ría a la que da nombre, y el Saja-Besaya, cuyas aguas unidas en un mismo cauce en Torrelavega salen al mar entre Cuchía y Suances, dando lugar a la ría de San Martín de la Arena. Entre una y otra se extiende el término de Miengo, ocupando una superficie de 24 km2, en los que se asienta una población de más de 3.800 habitantes, repartida en los núcleos de Bárcena de Cudón, Cuchía, Cudón, Gornazo, Mogro y la capital municipal: Miengo. Este municipio ha experimentado una gran transformación tanto en el plano demográfico -pues ha triplicado su población en el último siglo- como en el social y el económico. En este sentido, pasó de ser un lugar rural, dependiente de las actividades agropecuarias en el siglo XIX, a convertirse en un espacio determinado por la industria de Torrelavega -a la que abastecía tanto materia prima como mano de obra-. En la actualidad se ha configurado como un área turística y residencial en auge. A esta expansión poblacional ha contribuido la oferta inmobiliaria del municipio, con precios más asequibles que en la ciudad, y su belleza natural, en la que destacan sus numerosas playas (Marzán, Los Caballos, Usgo, Robayera y Mogro), sus marismas y los pequeños islotes que siembran su litoral. Otro elemento que ha favorecido el desarrollo de Miengo es su buena comunicación con los grandes núcleos de Santander y Torrelavega, enlazadas por la autovía A-67, que marca la línea divisoria al sur del municipio. En esta zona, donde se han hallado vestigios prehistóricos en las cuevas de Cudón y La Pila, se alzan diversas casonas montañesas, entre las que sobresalen el palacio de Herrera y la casa de Amparo Rial, dos edificaciones de épocas y estilos diferentes que forman parte de su interesante patrimonio civil.

Penagos
Municipio próximo al litoral de gran riqueza arqueológica, Penagos está situado a 24 km de Santander, tiene una superficie de 31,6 km2 y cuenta con 1.750 habitantes. Rodeado por los términos de Medio Cudeyo y Villaescusa, al norte, Liérganes al este y Santa María de Cayón por el sur y el oeste, Penagos se configuró como núcleo de población en torno al primer milenio, aunque existen evidencias de poblamiento en el Paleolítico Superior, tal y como muestran los restos arqueológicos hallados en Cabárceno. La existencia de importantes minas de hierro en el macizo de Peña Cabarga ha marcado la historia de este municipio desde la Prehistoria y son uno de sus principales elementos caracterizadores. Es en una parte de estas antiguas minas de hierro en donde se ubica actualmente el Parque de la Naturaleza de Cabárceno, un área que dejó de explotarse en 1989 y que fue objeto de una intensa recuperación medioambiental antes de su reconversión en zoológico. En él destacan sus característicos lapiaces de agujas de color rojo que, en ocasiones, alcanzan hasta 40 m de altura. A nivel artístico destacan en el municipio algunas muestras de la arquitectura religiosa del siglo XVII, como las iglesias de Santa Eulalia y San Jorge, en Penagos; San Pedro Apóstol, en Sobarzo; o la iglesia parroquial de Llanos, de estilo renacentista. Penagos ha experimentado profundas transformaciones en los últimos decenios, unos cambios que han venido marcados por el abandono progresivo de las tradicionales labores agrícolas y ganaderas en favor de los servicios ligados a la explotación turística del Parque de Cabárceno.

Piélagos
Situado en el curso bajo del río Pas, que forma en su desembocadura la ría de Mogro, Piélagos cuenta con una superficie de 88 km2 y está conformado por 12 poblaciones. A 21 km de la capital regional, su estratégica situación en el corredor Santander-Torrelavega y las buenas comunicaciones que tiene han permitido al municipio desarrollar desde principios del siglo XX un notable tejido industrial y, en el último decenio, un creciente marco residencial concentrado principalmente en la zona norte del municipio (Boo, Mortera y Liencres). Bañado por el río Pas, que recorre diez de los doce pueblos, el municipio cuenta con notables recursos naturales, entre los que destaca el Parque Natural de las Dunas de Liencres, una superficie de 195 hectáreas que fue declarada espacio protegido en 1986 y en donde se encuentra el campo dunar más importante del Cantábrico. Además, Piélagos dispone de 8 km de costa en la que se localizan siete playas. La actividad económica tradicional en Piélagos fue la ganadería, pero su situación y buenas comunicaciones hicieron que, desde 1925, se instalaran en Renedo y Vioño importantes empresas como Cristalería Española, la cooperativa lechera SAM y, posteriormente, Andía Lácteos. Todo ello ocasionó la aparición del denominado 'obrero mixto', que alternaba la explotación ganadera familiar con su trabajo en la industria. El municipio guarda en la mayor parte de sus pueblos buenas muestras de la arquitectura religiosa y civil de los siglos XVI, XVII y XVIII, entre las que sobresalen la torre de Velo, el palacio de la Conquista Real o el puente sobre el Pas, todos ellos declarados Bien de Interés Cultural. A éstas se unen importantes manifestaciones arqueológicas del Paleolítico halladas en sus múltiples cuevas.

Santa Cruz de Bezana
Este municipio se extiende sobre una superficie de 17,20 km2, que abarca desde la costa al interior, formando una alargada llanura litoral de suaves pendientes, distante ocho kilómetros de Santander. Esta proximidad a la capital regional, con la que limita por el este, unida a la buena red de comunicaciones con la que cuenta, han favorecido su notable expansión demográfica, hasta convertirla en una de las áreas municipales con mayor desarrollo poblacional de la región. De hecho, a lo largo del siglo XX y hasta hoy el aumento de habitantes ha sido espectacular, pasando de los poco más de dos mil registrados hacia el año 1900, a los cerca de diez mil que conforman su población actual. Además, Santa Cruz de Bezana linda al este también con Camargo, y al oeste, con Piélagos, dos de los municipios que han experimentado un progreso bastante similar. Este término conforma un amplio y vistoso valle costero, salpicado de verdes praderas, en torno a las cuales se ubican sus siete núcleos de población, comprendidos entre Peñas Negras, que establece el límite municipal por el sur, y la costa: Maoño, Azoños, Mompía, Santa Cruz de Bezana, Prezanes, Sancibrián y Soto de la Marina. Por medio de esta última localidad, el municipio se asoma a la franja costera occidental de Cantabria a través de las playas de Covachos y San Juan de la Canal, convertida en la noche mágica del 24 de junio en escenario de una de las fiestas de mayor arraigo, como es la tradicional quema de la hoguera. Paralelo al incremento poblacional se ha producido, sobre todo a lo largo de los últimos años, un gran desarrollo urbanístico, entremezclándose las numerosas urbanizaciones y viviendas nuevas con las vetustas construcciones religiosas y los recios palacios y casonas solariegas, que dan fe del rico pasado histórico del lugar, perteneciente en la época medieval a la Abadía de Santander. Entre éstas, destacan las casas de los Torre-Tagle y de los Portilla, en Maoño, y la del barrio de Hondal, en Soto de la Marina.

Santander
En un entorno privilegiado, con las aguas del mar Cantábrico bañando su costa por el norte y la silueta de la bahía estableciendo su límite sur, se encuentra el municipio de Santander, que además de englobar la ciudad sobre la que recae la capitalidad de la comunidad autónoma incluye los núcleos periféricos de Monte, Cueto, San Román de la Llanilla y Peñacastillo. En total, abarca una superficie de 34 km2, sobre la que se asienta una población cercana a los 185.000 habitantes, la mayoría de ellos concentrados en la capital municipal, cuya historia, inevitablemente unida a su condición marítima, quedó marcada por dos dramáticos sucesos: la explosión del buque Cabo Machichaco, el 3 de noviembre de 1893, y el incendio del centro de la ciudad, ocurrido en febrero de 1941. Santander es hoy un municipio basado económicamente en el sector terciario gracias al papel administrativo y al auge del turismo, actividad que tiene su origen a mediados del siglo XIX, cuando comenzó la expansión urbana hacia El Sardinero y el desarrollo de las iniciativas balnearias. Además, el desarrollo turístico estuvo unido al hecho de que la monarquía eligiera este emplazamiento para sus veraneos, motivo por el cual la ciudad acordó construir un palacio, como regalo a los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia, que se ubicó en la Península de La Magdalena, uno de los enclaves más hermosos y significativos del Santander de entonces y del actual. Junto a esta pieza clave del patrimonio arquitectónico santanderino, hoy sede de los prestigiosos cursos de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, figuran un sinfín de edificios civiles, levantados en los siglos XVIII, XIX y XX, y religiosos, entre los que destaca la catedral, ubicada sobre el lugar de la antigua ermita de San Emeterio y San Celedonio. A todo ello se suma la belleza de sus playas, parques y jardines, su rica gastronomía marinera, su calendario de fiestas y la larga lista de personalidades que ha dado esta tierra y que han llevado el nombre de Santander por el mundo.

Villaescusa
Villaescusa se extiende a los pies de las sierras que conforman el Parque Natural del Macizo de Peña Cabarga. Varios y breves regatos nacen en el entorno de estos montes que coronan altos como Porcilis (272 m), Lastra (258 m), Pico del Espino (229 m) y Alto de Castril Negro (455 m) y señalan el límite con los municipios de Piélagos, Castañeda, Santa María de Cayón y Penagos. Se trata de arroyos como los de Cerroa, Cabidón y Obregón, que atraviesan el valle en dirección noreste y se unen para formar el canal de la Mina y, más tarde, la ría de Solía, uno de los cursos de agua que desembocan en la amplia bahía de Santander y conforma el límite natural con El Astillero. Situado en el extremo occidental de la antigua Merindad de Trasmiera, Villaescusa perteneció durante el Antiguo Régimen al territorio de las Asturias de Santillana. Tomó parte en el proceso judicial librado contra el señorío laico de los Mendoza y figuró, tras su reversión a la Corona, entre los miembros de la Provincia de los Nueve Valles, instituida en 1630 y base de la futura provincia de Cantabria, articulada a finales del siglo XVIII. Municipio independiente desde la constitución de los ayuntamientos en 1822, Villaescusa está integrado por los núcleos de población de La Concha, Liaño, Obregón y Villanueva que cubren una superficie de 28 km2, y cuentan con 3.347 habitantes. Villaescusa atesora un patrimonio industrial de primer orden heredado de las explotaciones mineras que, desde finales del XIX y a lo largo de casi todo el siglo XX, se dedicaron a sacar hierro del macizo calizo de Peña Cabarga. Décadas de actividades extractivas dieron lugar a un espectacular paisaje de pináculos calcáreos rojizos que se extiende entre Penagos y Villaescusa y aloja en la actualidad el Parque de la Naturaleza de Cabárceno.





Pas-Miera
Castañeda
El municipio de Castañeda abarca una extensión de 19,5 km2 de la comarca del Pisueña, río que lo atraviesa de este a oeste para unirse con las aguas del Pas en el límite occidental. Tiene una población que supera los 1.600 habitantes y se halla entre los términos de Puente Viesgo y Santa María de Cayón, que lo limitan por el oeste y por el este, respectivamente. Al norte linda con Piélagos y al sur con Santiurde de Toranzo. Pomaluengo es su capital y La Cueva, Socobio y Villabáñez sus otros tres núcleos poblacionales. Perteneciente a la Merindad de las Asturias de Santillana en la Edad Media, la comarca de Castañeda pasó en el siglo XII de estar ligada al señorío de la Casa de Lara a alcanzar la condición de realengo, hasta que en el siglo XIV el rey vinculó este territorio al dominio del conde don Tello y, por vía de herencia, al linaje de los Manrique, quienes constituyeron en el siglo XV el Condado de Castañeda, que abarcaba fundamentalmente el valle de Toranzo. Tradicionalmente la actividad económica predominante ha sido la agropecuaria, teniendo más importancia el subsector ganadero. Sin embargo, en los últimos años ha ido perdiendo peso, siendo mayoritario el trabajo en las fábricas e industrias próximas, así como en la propia hostelería del lugar, que, por otro lado, ha contribuido a fomentar el turismo en la zona. Esta circunstancia, unida a las buenas comunicaciones por carretera con las que cuenta Castañeda. En su término se conserva uno de los edificios más importantes del románico de la comunidad autónoma, la Colegiata de Santa Cruz, documentada desde el siglo XII. Otras edificaciones de interés son las numerosas casas solariegas construidas a lo largo de la Edad Moderna en la zona, entre las cuales sobresale el palacio de la Gándara, localizado en el pueblo de Villabáñez.

Corvera de Toranzo
En el corazón del valle de Toranzo se localiza este municipio de la comarca Pas-Pisueña que ocupa una extensión de 50 km2 y engloba a once núcleos de población, la mayoría asentados junto al curso del río Pas, que discurre por su límite oriental, funcionando como eje separador con el término de Santiurde de Toranzo. Se comunica por el norte con Puente Viesgo; por el sur, con Luena y Arenas de Iguña; y por su flanco oeste, con Anievas y San Felices de Buelna. Este municipio, que cuenta con más de 2.000 habitantes y una gran tradición agrícola y ganadera, ha experimentado un importante desarrollo industrial y hostelero en los últimos años, frenando así la progresiva pérdida de sus efectivos demográficos. Una buena parte de las empresas instaladas en la zona se dedican a la producción alimentaria, teniendo un peso importante la industria láctea y sus derivados, origen de su exquisita repostería casera. El entorno natural y la riqueza de la arquitectura civil constituyen los mayores atractivos del municipio, y dos de sus máximos exponentes en ambos casos se encuentran en Alceda. Esta localidad no sólo alberga una de las muestras arbóreas más numerosas y singulares, sino que además cuenta con un magnífico conjunto histórico de casonas y palacios blasonados, entre las que destacan la de los Ceballos y la de los Ruiz Bustamante. No obstante, el patrimonio artístico y natural no termina aquí, sino que las construcciones señoriales de los siglos XVII y XVIII se diseminan también en otros núcleos, como Castillo Pedroso, donde se ubica la casona de Ruiz de Villegas, o San Vicente de Toranzo, que acoge la Torre de Agüero, entre otros. Asimismo, la belleza paisajística se hace extensible a todo este municipio.

Luena
En pleno puerto de El Escudo, en el extremo suroeste de la comarca Pas-Iguña, se encuentra enclavado este municipio que se extiende por una superficie de 90,8 km2. Su terreno está limitado al norte por Arenas de Iguña, Corvera de Toranzo, Santiurde de Toranzo y Vega de Pas, mientras que por su flanco oeste linda con Molledo, por el este con San Pedro del Romeral y la provincia de Burgos, y por el sur con el municipio de Campoo de Yuso. Fruto del proceso migratorio que ha experimentado desde los años 50, Luena cuenta en la actualidad con una población de poco más de 850 habitantes, que aparece extraordinariamente dispersa en sus 29 núcleos, siendo Bollacín, Entrambasmestas, San Miguel y Sel de la Carrera los más poblados. En el resto, salvo algunas excepciones, lo común es que su número de residentes ronde la treintena o, incluso, se sitúen muy por debajo de esta cifra. De hecho, en muchas de estas pequeñas aldeas el riesgo de despoblamiento es cada vez más evidente. Una de las razones que ha contribuido a este descenso poblacional tan acentuado durante las últimas décadas puede haber sido la fuerte dependencia del sector agrario, pues se trata de un municipio eminentemente rural en el que son las actividades agropecuarias, y en especial la ganadería, las que llevan el peso de la economía. La carretera nacional 623 Santander-Burgos atraviesa de norte a sur todo este término cuya capitalidad recae en San Miguel de Luena, localidad en la que está ubicada una de las iglesias más destacadas del municipio, junto con la de Entrambasmestas, ambas datadas en el siglo XVII. Precisamente, éste último es el pueblo natal del paisajista montañés Agustín Riancho. Por otra parte, la influencia pasiega se ve reflejada en las cabañas ganaderas diseminadas por las explanadas verdes que rodean los núcleos de población, dando lugar a una interesante arquitectura popular, y en la gastronomía, que se asemeja mucho a la del valle del Pas.

Puente Viesgo
Situado a 28,5 kilómetros de distancia de la capital de Cantabria, el municipio de Puente Viesgo está localizado en la zona central de la región y asentado en el inicio del curso medio-bajo del río Pas. Se extiende en torno a la hoz que traza el río en las estribaciones orientales del macizo del Dobra, donde el Pas se encajona para salvar el accidente geográfico, lo que facilitó en este lugar la construcción de un puente que dio origen a la población. Los límites municipales ocupan una superficie de 36,1 km2, repartidos a lo largo de cinco pueblos con sus correspondientes entidades locales menores reconocidas: Aés, Hijas, Las Presillas, Puente Viesgo y Vargas. El número actual de habitantes suma algo más de dos mil cuatrocientas personas, lo que evidencia una densidad de población moderada, ligeramente por debajo de la media regional. Sus extraordinarios recursos turísticos, materializados en sus excepcionales cuevas prehistóricas del Monte Castillo, sus famosas aguas minero-medicinales y termales, así como sus ricos pozos salmoneros, han hecho de Puente Viesgo un enclave de singular importancia y referencia turística del valle del Pas. Desde el punto de vista patrimonial, Puente Viesgo es mundialmente conocida por la cueva del Castillo, descubierta en 1903 y objeto de continuados procesos de investigación. Se trata de un yacimiento prehistórico excepcional, clave para conocer la evolución del poblamiento en la cornisa durante el Paleolítico, en el que se conservan uno de los más representativos conjuntos de arte rupestre.

San Pedro del Romeral
Al sureste de la comarca de Pas se encuentra este municipio, perteneciente al partido judicial de Medio Cudeyo, que tiene una extensión de 65 km2. Limita con los términos de Vega de Pas al este, con Luena por su franja oeste y con la provincia de Burgos al sur. Los cerca de 600 habitantes con los que cuenta se reparten entre sus diez entidades de población: Aldano, Bustaleguín, Hornedillo, La Peredilla, San Pedro del Romeral, La Sota, Vegaloscorrales, Vegalosvados, Alar y Bustiyerro-El Rosario. El aspecto más llamativo de este municipio era su peculiar modo de vida, basado en el sistema de explotación ganadera semitrashumante, que ha quedado plasmado en su arquitectura rural, con las denominadas cabañas pasiegas, unas construcciones que singularizan el paisaje. Se trata de sencillas edificaciones de planta rectangular realizadas en piedra, que se utilizaban para habitar en determinadas épocas del año y en las que se cobijaba también el ganado, destinado principalmente al sector lácteo. Por otra parte, la iglesia de San Pedro del Romeral y la ermita del Rosario, en Bustiyerro, ambas datadas en el siglo XVIII, son las dos manifestaciones artísticas de carácter religioso de este municipio pasiego. Como el resto de los términos de la zona, sufrió desde mediados del siglo XX una progresiva pérdida de habitantes y, como consecuencia, el envejecimiento de su población. El éxodo juvenil y la caída de las tasas de natalidad contribuyeron a formar el perfil demográfico de San Pedro del Romeral, un municipio basado económicamente, aún hoy, en el sector primario. El paisaje de este lugar se caracteriza por praderías de fuertes pendientes e importantes cumbres como el Coto Alisas (1.022 m), Castro Valnera (1.707 m) o el Coteru la Brena (1.500 m).

San Roque de Riomiera
Este angosto municipio se extiende por una superficie de 35,7 km2 en la orilla occidental de la abrupta cabecera del río Miera, en el entorno del puerto de Lunada, junto a la provincia de Burgos. La zona está comprendida dentro de la llamada Montaña Oriental, propuesta Lugar de Importancia Comunitaria en la Red Natura 2000. Al este limita con el extenso valle de Soba, Calseca -un enclave de Ruesga- y Miera, mientras al oeste se suceden los términos de Saro, Villacarriedo, Selaya y Vega de Pas. San Roque de Riomiera formaba parte de la antigua jurisdicción de los Montes de Pas, junto a los vecinos municipios de Vega de Pas y San Pedro del Romeral. En la actualidad, este enclave, compuesto por los núcleos de población de La Concha, Merilla y La Pedrosa, cuenta con 466 habitantes y su economía se basa fundamentalmente en el sector agropecuario. En la Edad Media en esta comarca se practicaba un pastoreo extensivo con rebaños de composición heterogénea de propiedad señorial y eclesiástica. El aumento de población condujo al desarrollo, a lo largo de la Edad Moderna, de un eficaz sistema semitrashumante de explotación del ganado, que exigía continuos desplazamientos estacionales de las reses y sus pastores, siguiendo un circuito de prados asociados a cabañas-establo. Este modelo de aprovechamiento, llamado pasiego, penetró en los lugares limítrofes y conllevó una radical modificación del paisaje, desde entonces compuesto por una sucesión de praderías parceladas con muros y salpicadas de cabañas de piedra. Además del valor estético de esta intervención humana a gran escala sobre la naturaleza, la comarca reviste especial interés etnográfico, dado que el funcionamiento del sistema pasiego se vio acompañado de la articulación de infinidad de soluciones prácticas y comportamientos singulares por parte de los grupos e individuos que vivían conforme al mismo.

Santa María de Cayón
El término de Santa María de Cayón se encuentra situado en la comarca del Pas y limita con los municipios de Villaescusa y Penagos al norte; Villafufre y Saro al sur; Liérganes y Miera al este, y Castañeda y Santiurde de Toranzo al oeste. Con 47,8 km2 y 6.500 habitantes, el municipio pertenece al partido judicial de Medio Cudeyo. Enclavado al sur de Santander, su población es el fiel reflejo de la pujanza económica de la comarca que ha cambiado su tradicional riqueza basada en las tareas agrícolas y ganaderas -que aún pervive influida por su proximidad a la comarca pasiega- por la actividad industrial ligada a la factoría de chocolates Nestlé, en La Penilla, y a las pequeñas y medianas empresas y talleres. Santa María de Cayón es un territorio rico en lo que a patrimonio religioso y civil se refiere, con valiosas muestras del románico, así como también casonas de los siglos XVII y XVIII. Entre ellas caben destacarse las iglesias románicas de San Andrés, en Argomilla, Santa María de Cayón, San Miguel de Carceña o la ermita de San Vicente, en Esles, mientras que en el ámbito de las construcciones civiles el municipio cuenta con notables ejemplos como la casa de Ceballos 'El Caballero', en Argomilla, o los conjuntos arquitectónicos de Esles y Lloreda en donde se localizan buenos ejemplos de casonas blasonadas. A nivel natural, el municipio se caracteriza por la suavidad de su relieve y las praderías, con formaciones de escasa elevación como la sierra Caballar o el Alto de la Cruz, y cuenta con una abundante vegetación y una gran variedad de especies animales.

Santiurde de Toranzo
Este municipio abarca 36,8 km2 en el margen oriental del amplio valle de Toranzo, atravesado por el curso del río Pas y flanqueado por las líneas de montes que lo separan de las comarcas del Besaya y del Pisueña. Está situado junto a la comarca de los montes del Pas, sobre la vía que comunica la costa y la meseta castellana a través del puerto del Escudo. Santiurde de Toranzo queda enmarcado al norte por Puente Viesgo, Castañeda y Santa María de Cayón; al este, por Corvera de Toranzo; al sur, por Luena; y al oeste, por los términos de Vega de Pas, Villacarriedo y Villafufre. Durante el Antiguo Régimen los concejos del valle protagonizaron un prolongado conflicto jurisdiccional con la familia de los Manrique, señores de Castañeda y marqueses de Aguilar, que conoció esporádicos y sangrientos episodios de violencia. Este enfrentamiento convivió con el funcionamiento de una entidad supraconcejil que celebraba sus juntas generales en Santiurde y fue llamada, tras su reversión a la Corona, Real Valle de Toranzo. Tras el establecimiento de los ayuntamientos constitucionales en 1822, se configuró el municipio de Santiurde de Toranzo, integrado por los núcleos de Acereda, Bárcena, Iruz, Pando, Penilla, San Martín, Santiurde de Toranzo, Vejorís y Villasevil, que en la actualidad cuentan con 1.461 habitantes. En la localidad de Iruz se encuentra el convento franciscano de Nuestra Señora del Soto, una de las muestras de arquitectura religiosa más importante del valle de Toranzo, dominado por una esbelta torre octogonal que constituye uno de los ejemplos señeros de la tradición tardogótica en Cantabria. Asimismo, es de señalar también la presencia de los templos románicos de Santa Cecilia de Villasevil y La Asunción de Acereda, y de interesantes muestras de arquitectura civil correspondientes a la Edad Moderna, tales como la casa de Sancho Ruiz de Villegas.

Saro
El municipio de Saro se encuentra situado en la comarca del Pisueña, formando parte del histórico valle de Carriedo. Cuenta con una superficie de 17,8 km2, que limita con los términos de Santa María de Cayón al norte, Villafufre al oeste, Villacarriedo al sur y San Roque de Riomiera al este. Tiene dos núcleos de población, Llerana y Saro, si bien buena parte de los 525 habitantes que pueblan el municipio se distribuyen de forma dispersa por el territorio, manteniendo aún el tradicional modo de vida pasiego. El abundante patrimonio arquitectónico, tanto religioso como civil, con que cuenta Saro fue construido en los siglos XVII y XVIII, antes de que comenzase el declive demográfico que le ha llevado a perder más del 25% de su población desde 1900 hasta el año 2003. De su arquitectura religiosa destacan las iglesias parroquiales de San Tirso y San Lorenzo, cuya torre alberga el Museo de los Indianos, la capilla de la Virgen del Camino y la ermita de San Miguel, así como varios humilladeros. En el ámbito civil cabe mencionar el palacio de Gómez Barreda, un conjunto que incluye una capilla dedicada a la virgen de Guadalupe, y que sobresale entre varias edificaciones de época barroca que existen en el municipio, generalmente casonas nobles con los escudos de las armas de algunos de los linajes más importantes de la zona. Desde el punto de vista paisajístico, Saro es un pequeño valle, formado por la cuenca del río Llerana, de laderas alomadas cubiertas por praderas que se salpican de cabañas. Dichas praderas se destinan a pastos para la ganadería tradicional, que presenta una marcada especialización hacia el vacuno de leche.

Selaya
En la zona donde confluyen el río Pas y su afluente el Pisueña -que precisamente nace en este enclave territorial- se encuentra este municipio que limita al noreste con San Roque de Riomiera, al noroeste con Villacarriedo y al sur con Vega de Pas. Abarca una superficie de 39,4 km2 sobre la que se distribuyen sus cuatro entidades de población: la capital, Selaya, y las áreas rurales de Bustantegua, Campillo y Pisueña. En ellos residen cerca de dos mil habitantes, concentrándose la mayoría de ellos en el núcleo principal, convertido en centro comercial y administrativo de la parte alta del valle. Esta circunstancia ha determinado que el sector servicios se haya convertido en los últimos años en una base fundamental para la economía local, aunque esto no impide que las actividades agropecuarias sigan manteniendo un peso muy significativo. Selaya es uno de los municipios más monumentales de esta comarca. Cuenta con dos iglesias del siglo XVII, la de San Juan Bautista y el santuario de la Virgen de Valvanuz, patrona de los pasiegos, a la que cada 15 de agosto se rinde tributo en una de las fiestas más populares de la región, declarada por ello de interés turístico regional. Sin embargo, su patrimonio más importante lo constituye su conjunto urbano, con numerosas casonas nobles, como el palacio de Donadío, la casa de Miera y la de Linares. Las ancestrales tradiciones de este territorio, antiguamente perteneciente al valle de Carriedo, y la próspera industria agroalimentaria, basada en la fabricación artesana de sus típicos sobaos y quesadas pasiegas, son algunos de los atractivos añadidos de este término enmarcado por un majestuoso paisaje de prados, vegas y pueblos divisable desde las elevadas cumbres que lo rodean, tales como el Alto del Mojón, el Cotero el Tejo, los Picones de Sopeña o el mirador de la Braguía.

Vega de Pas
En el extremo sureste de Cantabria, lindando con la provincia de Burgos, se encuentra este municipio pasiego, que formó parte de la antigua jurisdicción de los Montes de Pas y que abarca una extensión de 87,6 km2. Está rodeado por los términos de San Roque de Riomiera, Selaya y Villacarriedo, por su franja norte; por Luena, por el oeste, y por San Pedro del Romeral, por el suroeste. Su evolución demográfica a lo largo del siglo XX ha estado marcada por un continuado proceso de despoblamiento, que se ha mantenido en la misma dinámica hasta la actualidad, dando lugar a un censo que apenas alcanza los 1.000 habitantes -lo que supone la mitad de los registrados en los primeros años de la centuria pasada-, que se distribuyen en siete núcleos: Candolías, La Gurueba, Guzparras, Pandillo, Viaña, Yera y la capital, Vega de Pas, que es, a su vez, la entidad más poblada. En la historia de este municipio tuvo un especial protagonismo Espinosa de los Monteros, el lugar sobre el que recayó el derecho de pastos en esta zona de verdes praderas antes de que se produjera el asentamiento estable en la comarca. Esto hizo que Vega de Pas, junto con los términos de San Pedro del Romeral y San Roque de Riomiera, se configurara como un enclave de aprovechamiento ganadero basado en el pastoreo semitrashumante. Fruto de esta circunstancia se desarrolló el particular modo de trabajo y vida pasiego, del que aún se mantienen algunas costumbres ancestrales y que ha quedado perpetuado en su definida etnografía, siendo su elemento más característico las cabañas que salpican sus praderías, precisas para el desarrollo de la muda. Conocer con más detalle este peculiar sistema pastoril y las tradiciones que llevaba parejas es posible a través de la muestra del Museo Etnográfico de las Tres Villas Pasiegas, las cuales tienen en común también su gastronomía, basada en la elaboración artesana de productos lácteos, como sus típicos sobaos y quesadas.

Villacarriedo
Villacarriedo, con 1.736 habitantes repartidos sobre una extensión de 50,7 km2, se encuentra ubicado en la zona central de la comarca del río Pisueña, principal afluente del Pas. Limita con el resto de municipios junto a los que forma el valle de Carriedo: al norte y noroeste con Saro y Villafufre, y al sureste con Selaya. Además, por el noreste linda con San Roque de Riomiera, que pertenece a la cuenca del Miera, y por el sur y suroeste con Vega de Pas y Santiurde de Toranzo, ambos del valle del Pas. El palacio de Soñanes, levantado entre los años 1718 y 1722 en la localidad de Villacarriedo, capital del municipio, es la construcción civil más suntuosa de la arquitectura barroca cántabra. Fue mandado edificar por Juan Antonio Díaz de Arce en el solar de su familia, y en la actualidad está destinado a hotel de lujo. El edificio tiene planta cuadrada y tres pisos de altura, con una monumental escalera interior. Las fachadas presentan una ornamentación de gran riqueza que, aunque sumamente barroca, resulta magnífica. Junto al anterior, Antonio Gutiérrez de la Huerta fundó pocos años después, en 1746, el colegio de los Padres Escolapios. Está construido en piedra de sillería y posee amplios ventanales, con reminiscencias de estilo clásico. Su iglesia, bajo la advocación de San Antonio, contiene un espectacular conjunto de retablos churriguerescos del siglo XVIII traídos de la capilla del palacio de Elsedo, en Pámanes. El paisaje que domina Villacarriedo está formado por praderías delimitadas por muros de piedra y salpicadas de cabañas de tipo pasiego. Son prados de siega que proporcionan sustento a la abundante cabaña ganadera del municipio. De obligada visita es 'La Cajigona de Villacarriedo', roble centenario de gran porte que da sombra en una de las plazas de la capital del municipio.

Villafufre
Villafufre se extiende sobre una superficie de 30,1 km2 en el límite norte de la comarca pasiega, entre las cabeceras de los valles de Toranzo y Carriedo, atravesados por los ríos Pas y Pisueña respectivamente. Los núcleos del municipio se asientan al sur de la Sierra Manzano, la cual coronan las cumbres de Sopeña (532 m ) y Caballar (656 m). En el centro se eleva el cueto de San Martín (319 m), que divide el término en dos vertientes: por la occidental desciende el arroyo de La Plata; por la oriental son numerosos los regatos que surcan la vega del Pisueña: Bustillo, Socorral, Álamos. El municipio limita al norte con el término de Santa María de Cayón, al oeste con Santiurde de Toranzo, al sur con Villacarriedo y al este con Saro. Durante la Edad Moderna Villafufre permaneció incluido dentro de la demarcación territorial conocida como Valle de Carriedo. En el año 1495 sus representantes iniciaron un pleito contra la Casa de los Mendoza, que había logrado incorporar la zona a su señorío a lo largo de la Edad Media. El proceso se resolvió en sentencia definitiva en 1546 con el reconocimiento de los derechos del valle a nombrar sus propios oficiales de justicia. Este litigio es el precedente histórico del Pleito de los Valles, germen de la provincia de los Nueve Valles, referente para ulteriores articulaciones territoriales que ha conocido el territorio que comprende la comunidad autónoma de Cantabria. Como en otros lugares del valle de Carriedo, también en Villafufre pueden verse sobresalientes ejemplos de arquitectura señorial de la Edad Moderna. Entre ellos se cuentan la casa de Domingo Herrera en La Canal, más tarde transformada en un gran convento de estilo clasicista; la portalada del Obispo, o la casa-biblioteca dedicada a Lope de Vega, ambas situadas en el núcleo de Vega, lugar de origen del gran dramaturgo y poeta de la lengua española.





Trasmiera
Argoños
El municipio de Argoños, con sus tres barrios de Ancillo, Cerecedas y Santiuste, se extiende por una superficie de 5,5 km2 a los pies del monte El Brusco sobre el margen occidental de la desembocadura de la ría de Santoña. Se trata de un antiguo lugar de paso en el Camino de Santiago en su variante costera. Durante la Edad Moderna estuvo hermanado con la Merindad de Trasmiera y se constituyó como ayuntamiento a comienzos del siglo XIX. Pertenece al partido judicial de Santoña. Su situación geográfica ha llevado a sus habitantes -más de 1.100 en la actualidad- a dedicarse tradicionalmente a la explotación de los recursos pesqueros de la marisma. Esta ocupación hoy en día se ha adecuado a las necesidades de conservación de los frágiles ecosistemas del acuífero, integrado en la extensa Reserva Natural de las Marismas de Santoña, la Victoria y Joyel, uno de los mayores humedales de la costa cantábrica. Junto a las labores de marisqueo y las explotaciones ganaderas, el turismo ha adquirido importancia como fuente de ingresos del municipio, favorecido por su situación geográfica cercana a la costa, a pocos kilómetros de las playas de Berria y Salvé. Este fenómeno se ha traducido en la proliferación de urbanizaciones en los aledaños de la capital. Además de la riqueza natural de un lugar que contempla anualmente el paso de miles de aves, Argoños cuenta con una interesante muestra de arquitectura popular, entre la que destaca la serie de viviendas en hilera típicas de la comarca de Trasmiera, que puede contemplarse en el barrio de Ancillo. También es interesante desde el punto de vista etnográfico el molino de mareas de Jado, uno de los tres que en el pasado existían en este municipio y que se ha convertido en un centro de interpretación de las tradiciones pesqueras tras su restauración en 2002.

Arnuero
Arnuero se extiende por una superficie de 25 km2 en la franja costera oriental de Cantabria y está enmarcado al oeste por la ría de Ajo, al sur por las sierras del Molino de Viento y Baranda y al este por la ría de Cabo de Quejo. En el centro se eleva el monte Cincho, que alcanza los 241 m y constituye el punto más alto del municipio. Jalonan su accidentada costa las puntas de Cueva Colina, Cabo Quejo y Quejo Menor. Sus poco más de 1900 habitantes se reparten entre los núcleos urbanos de Arnuero -sobre el que recae la capitalidad-, Castillo, Soano e Isla. Este último es el más popular y uno de los destinos turísticos favoritos de Cantabria gracias a sus playas y a su belleza paisajística. En el pasado estas localidades pertenecieron a la Junta de Siete Villas, una de las cinco que formaban parte de la Merindad de Trasmiera. El municipio custodia un notable conjunto arquitectónico en el que destacan las torres medievales de Venero, Los Novales, Rebollar y Cabrahígo, así como el palacio de los Condes de Isla y las iglesias de la Asunción, en Arnuero, y San Julián y Santa Basilisa, en Isla. Arnuero se asienta sobre dos importantes enclaves de gran riqueza ecológica: la margen oriental de la ría de Ajo y el sector occidental de la marisma de Joyel, incluido dentro de la Reserva Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel, lugar de paso de miles de aves en sus rutas migratorias e integrada en la misma Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA). Con el fin de promocionar y potenciar el estudio de los numerosos elementos que integran este espléndido patrimonio natural y artístico, en 1999 las autoridades locales de Arnuero pusieron en marcha el proyecto cultural Ecomuseo de Trasmiera.

Bárcena de Cicero
Bárcena de Cicero se extiende por 36,6 km2 en el extremo sureste de las marismas de Santoña. Está limitado por varios cursos de agua que desembocan en dicho humedal: al norte, la ría de Escalante, y al este, la de Treto, formada por la confluencia de las rías de Rada y Limpias, estuarios del río Clarín y Asón, respectivamente. Una línea de colinas coronadas por El Alto, La Cabaña, el Alto de Ocina y Cotero Alto recorre el sur del municipio, lo separa de Voto y Solórzano y se adentra hasta el cerro de El Pico (166 m). Los asentamientos urbanos se concentran en la franja norte, a lo largo de la Nacional 634, que discurre paralela a la autopista A-8. En la actualidad, sus más de 2.500 vecinos se distribuyen entre los núcleos de Adal, Ambrosero, Bárcena de Cicero, Cicero, Gama, Moncalián, Treto y Vidular. Cinco de ellos se cuentan entre los diez concejos que conformaban integraban la antigua Junta de Cesto, integrada en la Merindad de Trasmiera. En la actualidad Bárcena de Cicero es un atractivo municipio localizado entre el 'gran Bilbao' y la bahía de Santander, en el estuario del Asón, una de las zonas más pobladas e interesantes de la Cantabria oriental, en la que se agrupan los importantes núcleos de población de Santoña, Laredo y Colindres. Aquí se halla uno de los polígonos industriales más modernos de la comunidad, el de Ambrosero, situado junto a una de las principales arterias que recorre la región, la autovía del Cantábrico, A-8. Atesora un patrimonio arquitectónico de primer rango, que incluye los templos de Santa María, en Bárcena de Cicero; San Cipriano, en Adal; San Andrés, en Ambrosero; y San Pelayo, en Cicero. Destacan también importantes ejemplos de residencias señoriales de la Edad Moderna: los palacios de Alvarado, Arredondo, Colina y Rugama. Además, custodia una de las obras de ingeniería más emblemáticas de Cantabria: el puente de hierro de Treto, construido en 1901. En el capítulo de recursos naturales, Bárcena de Cicero se precia de estar situada sobre el principal conjunto de humedales del norte peninsular: la Reserva Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel, zona de paso e invernada de miles de aves, algunas de ellas en peligro de extinción.

Bareyo
El municipio de Bareyo se extiende por 32 km2, junto a la costa oriental de Cantabria, entre la ría de Ajo y la antigua Junta de Ribamontán. La mayor parte de sus algo más de 1.700 habitantes se concentra en la capital, Ajo, cuyas tierras avanzan sobre el mar por uno de los cabos de más renombre de la costa cantábrica, el punto más septentrional de la comunidad autónoma que supera los 43º 30´. Al este se encuentra la localidad de Bareyo y más al sur, tras los picos de Moros (219 m) y el Cerco (223 m), el valle y pueblo de Güemes. Sus tres núcleos de población formaron parte en la Edad Moderna de la Junta de Siete Villas, integrada en la Merindad de Trasmiera y cuna de numerosos artífices que trabajaron en proyectos artísticos religiosos y civiles emprendidos en aquel tiempo a lo largo y ancho de la Corona española. Testimonio del pasado es su notable patrimonio, que incluye la iglesia románica de Santa María de Bareyo, del siglo XII; la iglesia de San Martín, uno de los mejores ejemplos de planta de salón de Cantabria; o el convento de San Ildefonso, así como un interesante conjunto de casonas señoriales, entre las que se cuentan las de Cubillas, Vélez de Hontanilla, la de Llavad del Camino o la de Cuesta. El municipio posee importantes recursos naturales. El más destacado es la ría de Ajo, uno de los estuarios mejor conservados de la comunidad, declarado Lugar de Interés Comunitario (LIC) y Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), situado junto a las cercanas Marismas de Santoña, Victoria y Joyel. Además de este enclave, la costa de Bareyo, popular destino turístico, incluye los hermosos arenales de Cuberris y la Entuerta y una espectacular línea de acantilados que alcanzan los 130 m de altura.

Entrambasaguas
Municipio situado dentro del arco sureste de la bahía de Santander, en la comarca de Trasmiera, que presenta una topografía irregular relativamente accidentada. Con una superficie de 43,2 kilómetros cuadrados y 2.491 habitantes, el municipio dista 25 kilómetros de Santander y está formado por siete pueblos. Por Entrambasaguas discurren numerosos ríos y manantiales, entre los que destaca el Miera y el Aguanaz, y la riqueza minera del entorno explica la proliferación de instalaciones extractivas de hierro y caliza hoy abandonadas. El municipio está bien documentado desde la Prehistoria, ya que en su territorio existen varios yacimientos que permiten conocer la evolución de su poblamiento desde el Paleolítico hasta nuestros días. Cabe destacar también la multitud de manifestaciones de la arquitectura civil y religiosa, como el Palacio de los Acebedo y Velasco, el balneario de la Fuente del Francés o las iglesias parroquiales de Entrambasaguas, Hoznayo y Navajeda, entre otras. Si bien su economía ha estado tradicionalmente ligada a la actividad agropecuaria, en los últimos años, y como consecuencia de su situación sobre el corredor Santander-Bilbao, Entrambasaguas ha recibido un fuerte impulso en su desarrollo económico con la instalación de pequeñas industrias y servicios de hostelería. En el ámbito natural, el municipio está caracterizado por un paisaje de montaña que, en su zona norte, está cubierta por un espeso bosque de encinas, hayas y abedules conocido con el nombre de Monte Milagro. Además, en su territorio se localiza una variada fauna, de la que destacan mamíferos como el corzo y el jabalí.

Escalante
Escalante abarca 19 km2 de la ribera oeste de la bahía de Santoña. En la actualidad viven 750 habitantes, distribuidos por siete núcleos de población. Al oeste domina el paisaje, una sucesión de colinas que avanzan entre Meruelo y Hazas de Cesto y continúan por el norte del municipio, transformadas en la llamada Sierra Baranda, límite natural con Arnuero. Hacia el centro, el terreno se convierte en una amplia llanura que sólo interrumpe al este la elevación cónica de Montehano (186 m), atalaya natural que domina el estuario del Asón. Dos cursos de agua se adentran en este complejo acuífero: por el noreste, la ría de Argoños, y por el sur, el canal de Escalante, alimentado por varios arroyos, que forma límite natural con Bárcena de Cicero. La historia de Escalante en las edades Media y Moderna está caracterizada por los enfrentamientos entre el concejo y la casa de los Guevara. Este conflicto no impidió la firma por parte de los vecinos de una carta de hermandad con la Merindad de Trasmiera, en 1579. Testimonio de aquellas pugnas por el poder son la torre de Guevara y la casa consistorial de Escalante. También de interés patrimonial son los diversos edificios religiosos repartidos por todo el término; entre ellos, la pequeña ermita románica de San Román, el monasterio de San Sebastián de Montehano y el convento de San Juan de Monte Calvario. Escalante comprende parte de la Reserva Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel, uno de los humedales más importantes del norte peninsular, lugar de paso migratorio y refugio de miles de aves, algunas de ellas en peligro de extinción. En el margen de este humedal se ha restaurado el molino de mar de Cerroja, uno de los primeros de su naturaleza que hubo en Europa.

Hazas de Cesto
El término municipal de Hazas de Cesto abarca 21,9 km2 del corazón de la comarca de Trasmiera, en la franja oriental de Cantabria. El río Campiazo atraviesa el municipio: entra por el sur desde Solórzano y sale a Escalante por el norte. En el margen oriental una serie de arroyos (Tesugo, San Pantaleón, Saltalagua...) fluyen por un paisaje de pequeñas y suaves colinas. En el margen occidental, el entorno es más accidentado y se ve salpicado por numerosas y breves elevaciones que alcanzan su punto más elevado en Llusa (377 m), un alto localizado al suroeste, sobre el límite con Ribamontán al Monte. A medio camino entre Santoña y la bahía de Santander, este municipio se encuentra sobre el itinerario a Santiago de Compostela, que discurría paralelo a la costa cantábrica. A lo largo de la Edad Moderna Hazas de Cesto y los vecinos Meruelo y Solórzano formaron parte de la Junta de Cesto, una de las cinco que integraban la Merindad de Trasmiera. En la actualidad, este municipio de algo más de 1.200 habitantes está compuesto por los núcleos de población de Hazas de Cesto, Praves y Beranga. Lo atraviesa de este a oeste la autovía A-8, una de las rutas más importantes y transitadas de Cantabria. De su patrimonio monumental destaca la serie de iglesias parroquiales de Santa María, en Hazas de Cesto; San Cipriano, a las afueras de Beranga; y Santiago, en Praves, que custodia un hermoso baptisterio, testimonio del paso de los peregrinos que dirigían sus pasos a Galicia. Resultan también de interés las casas señoriales construidas para la familia de los Villa o el palacio de Gómez del Corro, en Beranga.

Liérganes
Situado en la zona norte del valle de Miera y con una extensión de 36,7 km2, este municipio se encuentra enclavado a los pies de dos pequeñas elevaciones llamadas Marimón y Cotillamón, conocidas popularmente como 'las tetas de Liérganes' por su parecido antropomorfo. El origen de este municipio, que cuenta con una población de 2.260 habitantes y se formó como resultado de la división de la antigua Junta de Cudeyo en el periodo constitucional, se remonta a la Edad del Hierro, cuando diversas poblaciones se asentaron en la zona conocida como los castros de Castilnegro y Peñarrubia. Sin embargo, la primera referencia histórica data del año 816 en Santa María del Puerto (Santoña), en la que se nombra al monasterio de San Martín de Liérganes. Su gran riqueza arquitectónica, tanto civil como religiosa, perteneciente principalmente a los siglos XVI y XVII, hizo que el pueblo de Liérganes fuera declarado conjunto histórico en 1999. Entre sus edificaciones se pueden destacar la casa de los Setién, la casa de los Cañones, el palacio de la Rañada, el puente mayor (también llamado puente romano), la iglesia de San Pantaleón o el palacio de Elsedo, uno de los mejores exponentes del barroco en Cantabria que, actualmente, alberga el Museo de Arte Contemporáneo. En 1622 se instalaron en Liérganes los primeros altos hornos de fundición de hierro que hubo en España, dedicados a la fabricación de cañones y piezas de artillería que, junto a los de La Cavada, llegaron a ser los más famosos del país durante el siglo XVII. Otro acontecimiento que modificó la actividad de la zona fue la apertura, en 1862, del balneario de Liérganes, un establecimiento situado sobre las aguas sulfurosas de la Fuen Santa, que transformó la comarca en un lugar de veraneo e hizo posible el desarrollo de una importante vida social en su entorno.

Marina de Cudeyo
Situado al sur de la bahía de Santander, este municipio se encuentra a 14 kilómetros de la capital cántabra y cuenta con una población de algo más de 5.100 habitantes. Con una extensión de 27,1 km2, pertenece al partido judicial de Medio Cudeyo, municipio con el que limita por el sur, mientras que al este lo hace con Entrambasaguas y al norte con la bahía de Santander. El término está rodeado de agua: al norte la bahía que conecta al este con las rías de Cubas (desembocadura del río Miera) y la de San Salvador, al oeste. Ello favorece la abundancia de recursos naturales, con bellas marismas que permiten la práctica del marisqueo. En 1914 se inició un servicio de transporte marítimo entre Pedreña y Santander, puesto en marcha con el fin de llevar cada mañana hasta la capital cántabra la leche producida en las vaquerías del sur. El municipio experimentó un impulso económico definitivo con la inauguración, en 1966, del puente entre Pontejos y Astillero, lo que facilitó la instalación de importantes empresas en la zona de Gajano. Conformado por ocho pueblos, el mayor desarrollo urbano se concentra, sin embargo, en las localidades de Pedreña, Rubayo y Pontejos. El municipio posee un importante patrimonio artístico, en el que destaca el Tesorillo de Ambojo, el conjunto de Agüero, las iglesias parroquiales de Gajano, Orejo y Setién, la torre de Gajano y diversas casas-palacio. Por otro lado, este municipio tiene un gran atractivo turístico marcado por sus paisajes y sus magníficas instalaciones deportivas, como el famoso campo de golf de Pedreña, inaugurado en 1928 bajo el patrocinio de la Reina Victoria Eugenia.

Medio Cudeyo
En el arco sur de la bahía de Santander, con una extensión de 26,8 km2, se encuentra el municipio de Medio Cudeyo, un término que cuenta con casi 6.500 habitantes y dista 15 km de la capital cántabra. Atravesado por los ríos Miera, Pámanes, Cubón y las rías de Solía y San Salvador, limita al norte con Marina de Cudeyo, al sur con Liérganes, al este con Entrambasaguas y Riotuerto y al oeste con Villaescusa y El Astillero. En su orografía sobresalen los macizos de Gándara y Peña Cabarga (569 m), declarado Parque Natural en 1989. Medio Cudeyo está compuesto por diez núcleos de población, cuya capital se sitúa en la localidad de Valdecilla. El municipio es la cabecera económica y social de la comarca de Trasmiera y fue cuna de hombres ilustres como Ramón Pelayo y Torriente, primer marqués de Valdecilla. Situado en el corredor Santander-Bilbao, ha experimentado en los últimos años un fuerte crecimiento asociado al desarrollo de las comunicaciones entre Cantabria y Vizcaya, lo que ha impulsado un importante crecimiento de la actividad económica con la instalación de industrias y el desarrollo servicios. Además, el término cuenta con excelentes muestras de la arquitectura civil y religiosa de los siglos XVI, XVII y XVIII, entre las que destacan el palacio de los Marqueses de Valbuena (siglo XVII) o las iglesias parroquiales de Santa María, en Valdecilla, y San Juan Bautista, en Anaz, edificadas en los siglos XV y XVII, respectivamente. Sobresalen, asimismo, significativas construcciones medievales como el yacimiento del pico Castillo. En 1827 se inauguró el Balneario de Solares y con él el municipio conoció un impulso ligado a la explotación del ocio y al embotellado del 'Agua de Solares'.

Meruelo
El valle de Meruelo se encuentra en el centro de la comarca de Trasmiera, atravesado por el río Campiazo. Este curso fluvial penetra desde Escalante por el sureste, alimentado por los arroyos Inceras y Pleito, que descienden entre montes hacia Hazas de Cesto y Ribamontán al Monte, y sale por el norte, como línea divisoria de Bareyo y Arnuero. En su margen occidental, más accidentada, se encuentra San Bartolomé de Meruelo, y en el oriental, San Mamés y la capital, San Miguel de Meruelo, asentados en un paisaje de llanuras y pequeñas lomas, que recorre el arroyo de Cantarranas y cierra por el norte la sierra del Molino de Viento. Los tres núcleos de población que componen el municipio formaban parte de la Junta de Siete Villas, una de las cinco que integraba la Merindad de Trasmiera. Como en otros lugares de esta comarca, fueron muchos los vecinos de Meruelo que durante la Edad Moderna trabajaron como maestros canteros, ensambladores, escultores, doradores, campaneros... en obras civiles y religiosas emprendidas a lo largo y ancho de la Corona de España. Representante y culmen de esta tradición es Marcos de Vierna Pellón, que alcanzó el influyente cargo de comisario real de Guerra y director de puentes y caminos del Reino en el siglo XVIII. La impronta de los maestros canteros de aquel tiempo se puede ver en las parroquiales de las tres localidades: San Miguel, San Mamés y la más humilde: San Bartolomé. Testimonio de los campaneros, otra de las profesiones en la que sobresalieron los vecinos de Meruelo y el resto de la Junta de Siete Villas, es la colección de campanas de los hermanos Portilla, custodiada en el Museo de la Campana, en el cual se exhibe medio centenar de ejemplares, realizados entre el siglo XVI y el XX.

Miera
El municipio está situado en la zona central de la comunidad. Con una extensión de 33,80 km2 y apenas quinientos habitantes, Miera recibe el mismo nombre que el río que lo atraviesa y forma así un estrecho valle. El término está a 38 km de Santander y limita con Riotuerto y Liérganes al norte, Arredondo al este, Santa María de Cayón al oeste y San Roque de Riomiera al sur. Miera dispone de interesantes yacimientos arqueológicos, como las cuevas de Piélago I y II, Rascaño y El Salitre, que ofrecen pruebas de la presencia humana en el municipio durante el Paleolítico, algunas de ellas con secuencias completas de los periodos Auriñaciense, Magdaleniense y Aziliense. En el ámbito patrimonial destaca en el municipio la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, en La Cárcoba, el hotel París, en Mirones, y las cabañas ganaderas de tipología pasiega que salpican las praderas. En el ámbito natural, posee una gran belleza paisajística que se caracteriza por sus relieves calizos agrestes, que proporcionan una topografía irregular a sus laderas. Sobresale el roquedo de Enguinza (964 m). Cabe destacar también el río Miera, uno de los que articula en valles el territorio de Cantabria, que a su paso por el municipio forma un estrecho valle encajado entre Mirones y Mortesante. Miera ha experimentado en los últimos decenios un importante descenso en sus efectivos demográficos ocasionados por la caída de la natalidad y los saldos migratorios negativos, lo que motiva que su población se encuentre muy envejecida.

Noja
Noja se extiende por una superficie de 9,2 km2 al abrazo del municipio de Arnuero, en la costa oriental de Cantabria, entre la ría de Cabo de Quejo y la punta del Brusco. El centro urbano está asentado sobre una plataforma que ofrece al mar un perfil de pequeños acantilados, localizada entre dos grandes humedales: el Joyel y la Victoria, declarados, junto a las cercanas marismas de Santoña, reserva natural. El extenso arenal del Ris, singularizado por una barrera de islotes y peñones rocosos, limita con el primer acuífero, y la extensa playa de Trengandín encierra el segundo. Antiguo miembro de la junta de Siete Villas, una de las cinco que integraban la Merindad de Trasmiera, Noja ha sido cuna de numerosos maestros cantores, escultores, ensambladores de retablos... y atesora un notable conjunto de residencias señoriales construidas durante la Edad Moderna por maestros de la comarca. Entre las más destacadas se cuentan la casa del capitán Francisco de Venero, la del licenciado Antonio García de Zilla, la de Cabanzo, la de Assas o la de Ris y Garnica. Estas casonas conviven con la venerable torre de Castillo y los restos de la torre de Venero, ejemplar testimonio de las luchas de banderizos de finales de la Edad Media. Reconocido desde fines del XIX como un atractivo destino para el descanso estival, Noja ha experimentado un espectacular crecimiento urbano en las postrimerías del siglo XX, equilibrado merced a los amplios y venerables parques que rodean las antiguas casonas, residencias finiseculares y chalets de mediados de siglo XX. La demanda de segundas viviendas, sobre todo por parte de numerosos residentes de la vecina comunidad autónoma vasca, ha hecho que más del 30% de la población activa de este municipio trabaje en el sector de la construcción, asegurando un alojamiento a las más de 50.000 personas que recalan en esta zona en verano.

Ribamontán al Mar
Ribamontán al Mar se extiende por 36 km2 en la costa oriental de Trasmiera, entre la bahía de Santander y el arroyo de Vioña, en Bareyo. Su paisaje está caracterizado por la extensa llanura que forma la rasa litoral, recortada en espectaculares acantilados que resguardan las bellas playas de Langre y Arenillas. Frente a su costa se encuentra la isla de Santa Marina, la más grande de Cantabria. Este peñón resguarda el extremo de una playa que se prolonga hasta la entrada de la bahía, convertida en la lengua de arena del Puntal. Cierra visualmente esta flecha litoral el tramo final de la ría de Cubas, desembocadura del río Miera, límite natural con el municipio de Marina de Cudeyo. Durante el Antiguo Régimen este territorio estuvo integrado en la Junta de Ribamontán, una de las cinco que comprendían la venerable Merindad de Trasmiera. En 1822 se constituyó como ayuntamiento independiente, compuesto por siete núcleos de población: Carriazo, Castanedo, Galizano, Langre, Loredo, Somo y Suesa, que reúnen 3.880 vecinos. Las canteras de Galizano, Somo y Cubas propiciaron la aparición de los maestros de cantería en la zona. Éstos recogieron el testigo de los artífices de otras juntas y fueron importantes difusores del clasicismo y del barroco durante la Edad Moderna. En el municipio y su entorno se pueden ver interesantes muestras de arquitectura civil y religiosa, como Nuestra Señora de Latas, uno de los santuarios más populares de Cantabria, cuya imagen es objeto de una vistosa procesión marítima todos los veranos. Ribamontán al Mar se ha consolidado como uno de los destinos turísticos más populares de la comunidad autónoma, gracias sobre todo a su privilegiado entorno natural. Al mismo tiempo, en su territorio se mantienen algunas de las explotaciones ganaderas más representativas de Cantabria.

Ribamontán al Monte
Este municipio se extiende por 42,2 km2 en el interior de la comarca de Trasmiera, entre Bareyo y Meruelo, miembros de la antigua Junta de Siete Villas; Hazas de Cesto y Solórzano, que formaban parte de la Junta de Cesto; y Entrambasaguas y Marina de Cudeyo, que estaban incluidos en la Junta de Cudeyo. Su paisaje está dominado por las praderías, que atraviesa el Pontones, un río de escueto curso que nace en el interior del municipio y fluye pacíficamente de este a oeste hasta unirse al Miera. Los concejos de las localidades que lo componen formaban parte de la antigua Junta de Ribamontán, integrada en la Merindad de Trasmiera, entidad administrativa articulada a lo largo de la Edad Media que sobrevivió hasta principios del siglo XIX. La posición central de este municipio, a medio camino entre las villas de Laredo y Santander, hizo del sitio de Toraya, en el barrio de Hoz, escenario de las reuniones de las Juntas Generales de la Merindad. Las tierras de Trasmiera fueron cuna de prestigiosos maestros de cantería representantes del tardogótico y, más tarde, del clasicismo y el barroco. Este municipio custodia no sólo bellos ejemplos de arquitectura religiosa del último gótico como Santa María de Toraya, San Félix de Anero y Santa María de las Pilas, sino también un amplio muestrario de residencias señoriales de los siglos XVII y XVIII, como el complejo conocido como el palacio de Arco-Agüero, el desierto de San José de Rigada o el palacio de los Mazarrasa de Villaverde de Pontones. En el capítulo de patrimonio arqueológico es de resaltar que el monte La Garma de Omoño custodia uno de los yacimientos prehistóricos más importantes de la Península Ibérica, que incluye numerosos testimonios que documentan la presencia humana desde el Paleolítico Inferior a la Edad Media.

Riotuerto
Situado en la comarca de Trasmiera y a 24 km de la capital cántabra, el municipio de Riotuerto está rodeado por los términos de Medio Cudeyo y Entrambasaguas al norte, Liérganes y Miera al oeste, Solórzano al este, y Ruesga y Arredondo al sur. Conformado por cinco localidades, de las cuales La Cavada es la capital, y ocupando una superficie de 39 km2, el término cuenta en la actualidad con una población de más de 1.500 habitantes. La historia de Riotuerto está marcada por la instalación en el año 1650 de una fábrica de piezas de artillería, cuya actividad estaba basaba en la creación de cañones destinados a la Armada Real, que supuso la puesta en marcha de los primeros altos hornos de la Península. Además, el municipio fue también el lugar en el que se ubicó, en 1847, la empresa de tejidos Montañesa Textil S. A., la primera industria de este tipo establecida en Cantabria. Ambas instalaciones han dejado importantes muestras de arqueología industrial y restos monumentales en La Cavada, como es el caso de la Portalada de Carlos III, una edificación de estilo neoclásico que servía de entrada a la Real Fábrica de Cañones. El patrimonio artístico del municipio se completa con algunas importantes muestras de la arquitectura religiosa, como la iglesia parroquial San Juan Bautista, en La Cavada, que data del siglo XVI, o la de Santa María Magdalena de Rucandio, de estilo barroco, cuyo origen se sitúa en el siglo XVII. Ambas guardan buenos ejemplos de retablos churriguerescos. El municipio ha sufrido una importante deforestación como consecuencia de la utilización de la madera de sus bosques en los altos hornos. Económicamente el panorama también ha experimentado una clara transformación, pues frente a la notable actividad industrial antes comentada, en la actualidad la ocupación preponderante de la población de Riotuerto es la agricultura, que se compagina con algunas pequeñas empresas.

Santoña
Situada a los pies del imponente monte Buciero, Santoña se une a tierra por una estrecha lengua de arena y tierra. El peñón calizo tapizado de encinas custodia la entrada a una hermosa bahía que recibe el agua de las rías de Limpias y Rada y de numerosos canales como Escalante y Argoños. En estos terrenos se localiza uno de los humedales mejor conservados de la costa cantábrica, incluido en la Reserva Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel, que se extiende por más de 4.300 ha y es refugio de miles de aves. Santoña surgió en torno a Santa María de Puerto, poderoso monasterio que llegó a controlar buena parte de las instituciones religiosas de la zona, del cual ha sobrevivido su hermosa iglesia, un tesoro que liga elementos románicos, tardogóticos y clasicistas. En el año 1579 firmó carta de hermandad con la Merindad de Trasmiera, comarca a la cual sigue estrechamente vinculada. A mediados del siglo XIX, al calor de la conversión de la villa en plaza fuerte de segundo orden, surgió la población compacta y ortogonal que puede verse en la actualidad. A finales de aquella centuria empezó a cobrar importancia la pesca y se fundaron las primeras empresas conserveras. En la actualidad, Santoña es uno de los principales puertos pesqueros de la cornisa cantábrica y su industria de transformación de productos de la mar es una de las más importantes y prestigiosas de España. Desde el punto de vista patrimonial, atesora notables ejemplos de arquitectura civil, como la casa de Maeda, conocida popularmente como casa del Marqués de Chiloeches; la casa del capitán Antonio Ortiz del Hoyo; el palacio y el instituto mandados edificar por el marqués de Manzanedo, así como uno de los conjuntos de infraestructuras militares más singulares de la costa cantábrica, con estructuras levantadas entre los siglos XVIII y XIX, de las cuales destacan los fuertes de San Martín y San Carlos.

Solórzano
Este municipio de 23,5 km2 se halla en la Cantabria oriental, en el interior de la comarca de Trasmiera, al norte de Ruesga, flanqueado por Entrambasaguas y Voto. En su interior nace el río Campiazo, que brota en una surgencia llamada Fuente de la Virgen, recorre el término de Solórzano, atraviesa Hazas de Cesto y Meruelo y desemboca entre Bareyo y Arnuero, formando la célebre ría de Ajo. Los concejos de Riaño y Solórzano formaban parte de la Junta de Cesto, una de las cinco integradas en la Merindad de Trasmiera, entidad administrativa de origen medieval que sobrevivió hasta el siglo XIX. En la actualidad, este ayuntamiento de perfil agrícola y ganadero se compone de los núcleos de La Collada, Fresnedo, Garzón, Regolfo, Riaño, Riolastras y Solórzano, englobando en total a una población de poco más de 1.000 habitantes. De su patrimonio sobresalen las iglesias parroquiales de Nuestra Señora de la Asunción de Riaño y San Pedro de Solórzano y, sobre todo, el Santuario de Nuestra Señora de Fresnedo, patrona de Cesto y Voto, una bella construcción erigida a lo largo de la Edad Moderna, que se asienta sobre un templo gótico. Los tres templos alojan interesantes retablos mayores barrocos que sirven para observar el paso del siglo XVII al XVIII y la influencia que sobre este arte ejercieron los Churriguera. En el ámbito natural, Solórzano posee un amable paisaje de praderías salpicadas de secciones de bosque caducifolio de robles y fresnos. Puede ser recorrido a pie sin dificultad y ofrece al caminante la oportunidad de contemplar desde sus breves cerros las características del entorno litoral de Trasmiera. El municipio reviste también interés para los espeleólogos, pues aloja los accesos de La Hoyuca y La Reñada al Sistema de los Cuatro Valles, una gran cavidad de unos cuarenta kilómetros de desarrollo.

Voto
Este municipio se encuentra en la Cantabria Oriental y se extiende al sur de Bárcena de Cicero, por un territorio de 77,7 km2 a partir de las rías de Limpias y Rada, incluidas dentro de la Reserva Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel. La de Rada es estuario del Clarín y el Clarón, dos ríos cuyo escueto curso queda comprendido dentro de los límites de Voto. Al este, las sierras de Breñas, Sel y Mullir lo aislan del valle del Asón, y sus cumbres dibujan la frontera natural con los municipios de Limpias y Ruesga. A lo largo de la Edad Moderna, la suma de los concejos de Voto constituía una de las cinco juntas de la Merindad de Trasmiera. En el proceso de formación de los ayuntamientos constitucionales en 1822, la entidad permaneció íntegra, transformada en un solo municipio. En la actualidad la componen doce entidades poblacionales: Bádames, Bueras, Carasa, Llánez, Nates, Padiérniga, Rada, San Bartolomé de los Montes, San Mamés de Aras, San Miguel de Aras, San Pantaleón de Aras y Secadura. En los siglos XV y XVII los territorios de la Junta fueron cuna de numerosas dinastías de canteros que marcaron los inicios de la tradición de la cantería en Trasmiera y trabajaron en algunos de los proyectos constructivos más importantes de la época, como El Escorial y el conjunto de edificios que singularizan el perfil de la villa ducal de Lerma. Entre los nombres de los artífices más importantes se cuentan los de Juan de Nates, Juan del Ribero Rada y Juan de Naveda. El patrimonio artístico de Voto es acorde con la calidad de los maestros que en él nacieron e incluye sobresalientes muestras de arquitectura religiosa, como las iglesias de Santa María de Carasa, San Miguel de Aras y San Juan Bautista de Secadura, y de arquitectura civil, como la casa de Pico Velasco, la casona de los Cerecedo Alvear y el palacio del conde de San Carlos.


Asón - Agüera
Ampuero
Con una población de 3.620 habitantes repartidos en 24 núcleos de población, Ampuero tiene una superficie de 32,3 kilómetros cuadrados. Situado en la zona centro de la comarca de Asón-Agüera, es cabecera de comarca por lo que posee importantes servicios en un marcado equilibrio entre los sectores secundario y terciario ligados al polígono industrial de Marrón y a los servicios derivados de la explotación de los aspectos turísticos del municipio. Son muchos y variados los atractivos que ofrece el municipio. Bañado por el río Asón, rico en salmones, el visitante puede contemplar las huellas del pasado en las múltiples manifestaciones tanto de la arquitectura popular -con una singular fisonomía urbana jalonada de casas con balcones y galerías acristaladas- como de la civil y religiosa que se encuentran en su término entre las que destaca la Torre Palacio de los Bárcena, el palacio de la familia Escajadillo, la iglesia de Santa Marina, en Udalla, o el santuario de la Bien Aparecida, que alberga a la patrona de Cantabria y que fue declarado Bien de Interés Cultural en 1983. La naturaleza ocupa también un lugar privilegiado con un paisaje caracterizado por praderías en el que los amantes de la espeleología pueden disfrutar de cavidades como la de Los Tocinos, una cueva que presenta interesantes estalactitas y que se encuentra dentro de un encinar cantábrico de interés natural y paisajístico. Gastronomía y fiesta se enlazan igualmente en el municipio de Ampuero, conocido fuera de la comunidad por sus afamados encierros de toros para celebrar cada 8 de septiembre la festividad de la Virgen Niña, que desde 1993 están declaradas de Interés Turístico Regional, y en donde el viajero puede degustar excelentes angulas del río Asón, el queso de Las Garmillas o un anís de Udalla.

Arredondo
Municipio de la comarca del Asón y con una superficie de 46,8 km2, se encuentra situado al pie del puerto de Alisas y está bañado por los ríos Asón y Bustablado. Su historia estuvo muy ligada a la de Ruesga, de forma que, desde el año 1300, el municipio permaneció vinculado al régimen señorial, en concreto a la Casa de los Velasco, hasta 1822, cuando se configuraron los ayuntamientos de Arredondo y Ruesga, dividiendo de este modo el Valle de Ruesga en dos: la zona sur tomó el nombre de Arredondo, mientras que el resto pasó a denominarse Ruesga. Muchos son los aspectos que caracterizan a este municipio y su capital, Arredondo, conocida popularmente como 'La capital del mundo' por ser la cuna de numerosos indianos ilustres, como Antonio Gutiérrez Solana, Antonio Trueba Barquín o Francisco Maza Abascal, quienes hicieron fortuna en distintos países y que, posteriormente, se erigieron en grandes benefactores de este municipio. En la actualidad, está conformado por 10 pueblos y cuenta con una población de unos 560 habitantes. El territorio municipal presenta un paisaje calizo con suaves elevaciones y ofrece además un extraordinario desarrollo subterráneo con más de 250 cavidades catalogadas y sistemas, como el de Cueto-Coventosa -el tercero más largo de Cantabria. Arredondo cuenta también con un importante y característico patrimonio histórico, como la ermita rupestre de San Juan de Socueva, la de los Santos Mártires o la iglesia de San Pelayo, una de las pocas muestras del Neoclásico en la región. Junto a ello, conviven típicas manifestaciones de una arquitectura civil compuesta por casas de indianos en las que no faltan amplias balconadas acristaladas, escudos y jardines con especies arbóreas procedentes del "nuevo continente".

Gurienzo
Guriezo se extiende por 74,5 km2 en el extremo oriental de Cantabria. Abarca buena parte del curso del río Agüera, que penetra desde el sur por Vizcaya y sale poco antes de su desembocadura en Oriñón. En la parte alta, el curso está flanqueado por un macizo, sobre el cual se asienta el embalse del Juncal, y por una línea de montañas, que lo separa del valle de Sámano y coronan las cumbres de Ventoso (727 m) y Monillo (468 m). Al oeste, una sucesión de crestas, entre las que destacan los picos de las Nieves (763 m), Castro Lucio (628 m) o el Alto Guriezo (545 m), separan el valle del Agüera de los municipios de Rasines y Ampuero, situados sobre la cuenca del Asón. Su capital, El Puente, se encuentra en la zona más abierta, en el centro del término municipal, y en torno a ella se agrupan buena parte de los 24 núcleos de población que lo integran. En la zona alta se localizan aislados los barrios de Llaguno y Agüera y el caserío de Cabaña la Sierra. Entre los bienes patrimoniales de este municipio se cuentan diversos monumentos megalíticos, erigidos sobre las cimas de las montañas que rodean Guriezo, pobladas por ejemplares de ganado monchino, una raza que ha sobrevivido desde tiempos ancestrales. El listado de bienes históricos incluye varias torres tardomedievales e importantes construcciones levantadas a lo largo de la Edad Moderna, como la ferrería de la Iseca y las iglesias de San Vicente de la Maza, en Rioseco; la de Santa Catalina, en Trebuesto; y la de San Sebastián, en Landeral. Desde el punto de vista etnográfico, son interesantes las viviendas populares de esta zona que presentan un tipo de transición entre el caserío vasco y la casona montañesa.

Limpias
Ubicado en la margen derecha de la ría de igual nombre y con una superficie de 10,1 km2, cuenta con algo más de 1.400 habitantes y dista 54 km de Santander. El desarrollo histórico de esta villa se vio favorecido desde el siglo XV por su situación geográfica al convertirse en uno de los puntos del camino que unía el puerto de Laredo con Burgos. El municipio tuvo un importante puerto llamado del Ribero por el que desde el siglo XVI se exportaron grandes cantidades de hierro y madera a Inglaterra y Flandes. En el siglo XIX el puerto se convirtió en emisor del trigo castellano, especialmente hacia América. El incesante tráfico que este puerto sostuvo hace siglos contrasta en la actualidad con la tranquilidad de sus muelles sin actividad. No obstante, y en recuerdo de su importante historia marítima, en las inmediaciones del Ribero se ubica en hoy un área expositiva al aire libre con diversos objetos vinculados a la navegación. Limpias posee además una destacada arquitectura civil que se evidencia en diversas casonas y palacios, como la de los condes de Limpias, de la Pereda o la casa torre de Palacio. El nombre de este municipio aparece ligado a la milagrosa imagen del Santo Cristo de la Agonía, custodiado en la iglesia de San Pedro, del que la tradición dice que llora, suda y sangra, y que fue traído desde Cádiz por un noble natural de la villa. En el ámbito económico, el municipio se encuentra en el corredor Santander-Bilbao y, aunque pervive cierta actividad ganadera, se orienta hacia la industria de pequeños talleres y conservas, así como también al turismo, principalmente el religioso, desarrollado en torno al Santo Cristo de la Agonía.

Ramales de la Victoria
Este municipio de 34,4 km2 y 2.242 habitantes se halla en el extremo oriental de la comunidad autónoma cántabra, en el límite con la provincia de Vizcaya, entre Rasines, Ruesga y Soba. Lo atraviesan los cursos del río Asón y sus afluentes, el Gándara y el Carranza, cuyos breves márgenes de bosque y pradería quedan enmarcados por una serie de escarpados acantilados y afloramientos de roca caliza horadados por decenas de grutas y coronados por alturas que rondan los 700 metros. Las más sobresalientes son el pico del Carlista (703 m) y El Moro (823 m), en el límite con el País Vasco. El valle del Asón acoge la que fue una de las vías de comunicación más popular entre la Meseta y el Cantábrico durante las edades Media y Moderna, pues comunicaba el importante puerto de Laredo con el centro comercial de Burgos. Sobre este camino surgieron las entidades de población de Ramales y Gibaja. La primera fue escenario en 1839 de una batalla entre los ejércitos de los generales Maroto y Espartero que vino a decidir el triunfo liberal en la primera Guerra Carlista. A modo de homenaje, la localidad pasó a llamarse 'Ramales de la Victoria'. El municipio se precia de reunir uno de los patrimonios arqueológicos más importantes de Cantabria, compuesto por decenas de yacimientos en cuevas y abrigos rocosos, testimonio de presencia humana desde la Prehistoria hasta la Edad Media. Entre las cavidades está Covalanas, descubierta en 1903 y declarada Monumento Arquitectónico-Artístico en 1924; custodia más de dos decenas de representaciones animales de gran belleza. Otras cavidades destacadas son El Mirón, con una de las secuencias de ocupación más completas de la región cantábrica; la Cullalvera, o la veintena de yacimientos del valle de Carranza. Varias de estas cavernas están incluidas en la Red de Cuevas del Alto Asón, proyecto destinado a gestionar la explotación turística de la riqueza espeleológica de la zona.

Rasines
El municipio de Rasines se extiende por 42,9 km2 en la parte oriental de Cantabria, sobre el camino que enlazaba el puerto de Laredo, uno de los más importantes de la costa cantábrica en la Baja Edad Media y principios de la Moderna, con la Meseta castellana a través del puerto de los Tornos. El río Asón marca el límite occidental de este término atravesado por los cauces Silencio y Ruahermosa, que se unen y forman el Bernales. Por el sur y el este se extienden una serie de montes que llegan a alcanzar los 700 m de altura y lo separan de Ramales de la Victoria y los vizcaínos Trucíos y Carranza. Durante la Edad Moderna formó con el vecino Ramales la Junta de Parayas. Municipio desde 1822, en la actualidad cuenta con 943 habitantes y está compuesto por catorce poblaciones: Casavieja, Cereceda, El Cerco, La Edilla, Fresno, Helguera, Lombera, Ojébar, Rasines (capital), Rocillo, Santa Cruz, Torcollano, La Vega y Villaparte. El valle fue cuna de importantes estirpes de canteros, entre las cuales sobresalen los Rasines y los Gil de Hontañón, que intervinieron en algunas de las obras más destacadas del Renacimiento hispano. El trabajo de estos maestros es objeto de divulgación en un centro de interpretación, que lleva el nombre de Rodrigo Gil de Hontañón en homenaje al responsable de obras tan emblemáticas como la catedral de Segovia o el palacio de Monterrey de Salamanca. En el municipio se conserva una monumental iglesia, San Andrés, levantada sobre trazas en las que intervino Rodrigo de Rasines, así como numerosas e interesantes muestras de arquitectura civil de aquella época, como la casa Villanueva Pico. Desde el punto de vista natural y medioambiental, el elemento más singular es la cueva del Valle, con casi 60 kilómetros de desarrollo, lo que la convierten en la mayor de Cantabria y en una de las más extensas de España; está incluida en el proyecto Red de Cuevas del Alto Asón.

Ruesga
El municipio de Ruesga se encuentra situado en la zona oriental, al interior de Cantabria. Limita con los municipios de Solórzano y Voto, al norte; Soba, al sur; Rasines y Ramales de la Victoria, al este; y Arredondo, Riotuerto y Entrambasaguas, al oeste. Posee una extensión de 88 km2 en la que se asientan algo más de 1.100 habitantes, que se reparten de forma uniforme por las seis entidades de población que componen Ruesga: Calseca, Matienzo, Mentera Barruelo, Ogarrio, Riva y Valle. Su paisaje, en el que se alternan praderías, pequeñas elevaciones y sistemas montañosos, y sus formaciones kársticas hacen muy característico este municipio salpicado de una amplia red de cavidades y depresiones, localizadas especialmente en la zona de Matienzo. Entre las distintas cavidades del término destaca la cueva de La Reñada, que forma parte del sistema de cuevas de los Cuatro Valles -que se desarrolla bajo los valles de Matienzo, Riaño, Llueva y Secadura-, segunda cavidad cántabra en longitud con 40 km, o el de La Vega, con más de 20 km. Además, se unen formaciones como la hondonada del Hoyo Masayo, una inmensa depresión situada a 650 m de altitud tapizado de pastizales; la Torca de Bernallán, una sima de 579 m de profundidad; o el poljé de Matienzo, una depresión de más de un kilómetro, declarado Punto de Interés Geológico y considerado uno de los mayores de Europa. En el ámbito patrimonial, destacan algunas notables muestras del gótico en las iglesias de San Miguel, en Ogarrio, o el templo de San Félix, en Valle, junto con casonas blasonadas de los siglos XVI, XVII y XVIII, como la casa torre de los Arredondo, o los palacios de los Valle y San Martín, ambos en Valle.

Soba
Soba se encuentra en el extremo sureste de Cantabria, al norte de los municipios burgaleses de Espinosa de los Monteros, Merindad de Montija y Valle de Mena, pertenecientes a la comarca de las Merindades; al oeste de los términos vizcaínos de Lanestosa y Carranza, integrados en la comarca de las Encartaciones; al sur de los municipios cántabros de Arredondo, Ruesga y Ramales de la Victoria; y al este de San Roque de Riomiera, antiguo miembro de la jurisdicción de los Montes de Pas. Sus 214,2 km2 están comprendidos entre las cuencas de los ríos Calera y Miera y en su interior se halla el Parque Natural de los Collados del Asón, un espectacular espacio natural protegido con parajes rocosos en los que nacen los ríos Asón y Gándara, que recorre Soba de este a oeste. Proclamado ayuntamiento constitucional en 1822, Soba está compuesto en la actualidad por 27 núcleos, que suman un total de 1.529 habitantes. Su economía se basa en el sector agropecuario, que da trabajo a casi el 60% de la población activa. La mayor parte de las explotaciones se dedican a la cría de ganado vacuno, contando este municipio con una de las mayores cabañas de Cantabria. Durante la Edad Media el control del valle de Soba enfrentó a los Ezquerra de Rozas, representantes de los lugareños, y los Zorrilla, valedores de la Casa de los Velasco, señores del valle en virtud de una donación real. Testimonio del poder de aquellas familias son la torre de los Velasco, en Quintana; el palacio de los Zorrilla, en La Gándara; y la torre de los Ezquerra de Rozas, en Rozas. La competencia queda también simbolizada en las iglesias de San Miguel de Rozas y Santa María de Cañedo, la primera promovida por Pedro Ezquerra de Rozas y la segunda protegida por los Zorrilla; ambas custodian notables retablos que alojan dos interesantes series de pinturas renacentistas.

Valle de Villaverde
Valle de Villaverde es un enclave cántabro de 19,5 km2 situado en la comarca vizcaína de Las Encartaciones, al sur del municipio de Trucíos, flanqueado por los términos de Carranza al oeste y Arcentales al este. Recorre su interior el río Agüera, curso que nace en el entorno del monte Tejea, que cubre un extenso robledal, penetra en Cantabria por el valle de Guriezo y desemboca en el mar junto a Oriñón, flanqueado por los espectaculares macizos calizos de monte Candina y Cerredo. En 1440 el valle fue comprado por Pedro Fernández de Velasco. Este hecho marcó su salida de la órbita de Vizcaya y significó su vinculación a otros territorios situados sobre el curso del Asón, que también eran propiedad de la familia de los Velasco, condestables de Castilla desde 1473. A lo largo de la Edad Moderna formaron parte de un mismo corregimiento señorial que comprendía Soba, Ruesga y Villaverde. A través de esta vía el valle quedó incorporado primero a la provincia de Santander y más tarde a la comunidad autónoma de Cantabria. Conocido durante décadas por el nombre de Villaverde de Trucíos, en 2005 aprobó la recuperación de la tradicional denominación Valle de Villaverde. En la actualidad, este municipio está integrado por diez entidades poblacionales: la capital, La Matanza, y los barrios de La Altura, El Campo, La Capitana, Los Hoyos, La Iglesia, Laiseca, Mollinedo, Palacio y Villanueva. Cuenta con 368 habitantes. Escenario de una dura batalla entre liberales y carlistas en 1875, de su patrimonio artístico destacan las ruinas de la iglesia de Santa María y sus construcciones populares. Las antiguas escuelas de La Matanza, de principios del siglo XX, alojan un museo etnográfico dedicado a dar a conocer las formas de vida tradicionales en el lugar. Uno de los apartados más interesantes y documentados en la muestra es el dedicado a la fabricación de carbón vegetal, práctica que es recordada en verano durante la Fiesta de la Hoya.




Costa Oriental
Castro Urdiales
Castro Urdiales se extiende por 96,7 km2 junto a la costa, en el extremo oriental de Cantabria, entre la punta de Sonabia y la frontera con Vizcaya. Al oeste abarca la espectacular desembocadura del Agüera, festoneada por los macizos calizos de Candina y Cerredo. Este último avanza como un muro de montañas hasta las inmediaciones de la villa de Castro Urdiales, la tercera en número de habitantes de la comunidad autónoma. En el último tramo de costa, antes de llegar al País Vasco, las breves llanuras ceden el paso a una sucesión de ensenadas cercadas por acantilados. En contraste con la escarpada fachada marina, el interior del municipio está dominado por el valle de Sámano, surcado por numerosos arroyos que descienden desde las montañas de Guriezo y el valle de Otañes, atravesado por el río Mioño. Los importantes recursos arqueológicos de Castro Urdiales incluyen yacimientos prehistóricos con muestras de arte paleolítico, además de numerosos vestigios de la antigua colonia romana de Flavióbriga. Del patrimonio religioso medieval sobresale la iglesia de Santa María de la Asunción, una de las mejores muestras de arquitectura gótica de Cantabria, testimonio de la importancia del puerto en la Edad Media. La decadencia de la villa en época moderna no impide contar con la presencia de notables casonas señoriales como la de Otañes o la torre de Ontón. En el cambio del siglo XIX al XX, la villa conoció un periodo de esplendor como destino estival de la burguesía cántabra y vizcaína, que se tradujo en la construcción de numerosos edificios públicos y residencias particulares, obra de reputados arquitectos de la época, como el laredano Joaquín Rucoba, los castreños Eladio Laredo y Leonardo Rucabado y el vasco Severino de Achúcarro.

Colindres
Situado estratégicamente en el contacto entre la desembocadura del río Asón y la costa, Colindres es una importante villa de la costa oriental. Con una superficie de 6,6 km2 y casi 7.000 habitantes, el municipio se encuentra a 48 km de Santander. A pesar de ser uno de los más pequeños de Cantabria en extensión, es sin embargo uno de los que mayor densidad presenta. Colindres tiene una identidad propia. El paso de la autovía Santander-Bilbao y la carretera nacional hacia Burgos y Logroño, hacen de este municipio una localidad bien comunicada lo que queda reflejado en su dinamismo económico y demográfico. Dentro de este municipio se distinguen dos zonas muy diferentes: la vinculada al mar y más industrial, y el llamado Colindres de arriba, origen de la población y plenamente rural en cuyos barrios se localizan buenos ejemplos de arquitectura civil de los siglos XVI al XVIII. Desde el punto de vista artístico destacan en su término la iglesia parroquial antigua de San Juan Bautista y las casonas del barrio de Puerta, del siglo XVIII y estilo barroco montañés. Su origen se remonta a tiempos altomedievales en torno al monasterio dedicado a los santos Jorge y Juan, y su desarrollo estuvo vinculado hasta el siglo XVI a la explotación agraria, momento a partir del cual alcanzó gran pujanza la construcción naval, en Falgote, donde se instaló una fábrica de galeones dirigida por Pedro González de Agüero. En la actualidad se trata de un municipio que ha experimentado un fuerte impulso económico y poblacional al abrigo de su dinámica actividad fabril vinculada sobre todo a las empresas de carácter conservero, náutico, pesquero o minoristas.

Laredo
Situado en la costa oriental de Cantabria, junto a una de las bahías más espectaculares del Cantábrico, Laredo es uno de los puertos principales de Cantabria. Su despegue está marcado por la concesión del fuero en 1200 de manos del rey Alfonso VIII, que le otorgaba la jurisdicción para la explotación comercial de la mar, desde la canal de Galizano hasta la desembocadura del Asón. Asimismo, la villa fue escenario de dos viajes que marcan simbólicamente la España moderna: la partida en 1496 de Juana de Castilla, hija de los Reyes Católicos, a Flandes, donde se casó con Felipe de Borgoña 'El Hermoso', y el desembarco de su hijo, el emperador Carlos V, camino de su retiro en Yuste, sesenta años más tarde. De su importancia en la Edad Media y Moderna da testimonio la arquitectura de la puebla vieja y el arrabal de la villa, uno de los cascos urbanos antiguos más amplios de la comunidad autónoma, declarado Conjunto Histórico en 1970. Entre los monumentos religiosos que aquí sobresalen se cuentan la iglesia de Santa María de los Ángeles; la venerable iglesia de San Martín, documentada desde el año 1068; y el convento de San Francisco. De las construcciones civiles cabe destacar la serie de casas-torre que se han conservado, entre ellas las de Gutiérrez de Rada, de Villota del Hoyo y del Condestable, así como las numerosas residencias señoriales de época moderna, como la casa de Zarauz, la de Diego Cacho de la Sierra Rivas o la de Vélez Cachupín. En la actualidad, Laredo es uno de los destinos favoritos de los miles de turistas que en verano se acercan a Cantabria. A esto han contribuido su ubicación, a medio camino de Santander y los mayores núcleos de población de Vizcaya; la belleza de su entorno, a un margen de la Reserva Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel, y la extensa línea de playa de casi seis kilómetros y medio de los arenales de La Salvé y Regatón.

Liendo
Liendo se encuentra en una depresión abierta junto a la costa oriental de Cantabria, entre las desembocaduras del río Asón y del Agüera, y ocupa una superficie de 26 km2. Los trece núcleos urbanos que componen este apacible municipio gravitan en torno a la capital, Hazas, y se despliegan por una amplia llanura, cercada por un anillo de colinas que alcanzan los 100 m de media. Este muro natural se transforma en una barrera rocosa en la fachada costera y se eleva en la parte oriental, hasta alcanzar los
476 m que coronan el monte Candina. Se trata de un macizo calizo, que desciende abruptamente hasta el mar y está poblado por una de las comunidades más septentrionales de buitres leonados de la Península. En la accidentada costa de este municipio se localizan dos bonitas playas: San Julián, al abrigo de un acantilado, y Valdearenas, un arenal que el viento hace trepar sobre la ladera del Candina. Situado entre Laredo y Castro Urdiales, Liendo, que en la actualidad cuenta con unos 900 habitantes, ha mantenido su personalidad a lo largo de los siglos. Durante la Edad Moderna fue cuna de generaciones de maestros canteros, ensambladores, escultores... que trabajaron en numerosos proyectos a lo largo de toda la Corona española. El patrimonio artístico del valle reúne varios ejemplos de la arquitectura de aquel tiempo. Entre ellos destacan la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, levantada entre los siglos XVII y XVIII, y un atractivo conjunto de residencias señoriales, entre las que se cuentan la casa de la familia Landeras, la casa del contador Villanueva Palacio, la llamada casa del Arco o la casa de Fol. También llama la atención la presencia de diversos elementos del camino de Santiago por la costa, entre ellos varias ermitas y las ruinas de un hospital de peregrinos.