PREPARACIÓN
FISICA
Preparación
física para la temporada de esquí
Preparación
física para la temporada de esquí
Una
correcta preparación física para la
práctica de los deportes de nieve es una
garantía para reducir el riesgo de lesiones
y aumentar el disfrute. Aquellas personas que compiten
saben que es esencial dedicar una buena parte de
su tiempo al acondicionamiento físico previo
a la actividad deportiva. Incluso durante los periodos
competitivos continúan con cierto trabajo
físico al margen del realizado en la disciplina
elegida. Para aquellas personas que no tengan como
principal objetivo la competición pero dediquen
una buena parte de su tiempo libre, o para aquellas
que sólo quieran practicar algún deporte
como ocio, la preparación física previa
y de mantenimiento es igualmente importante. Muchas
lesiones se producen producto de una preparación
física insuficiente y otras, especialmente
las que se derivan de un accidente, incrementan
el trastorno al no estar físicamente bien
preparados. De hecho, los deportistas bien entrenados
se recuperan antes de las lesiones. En este punto
es importante saber que en esos casos disponen de
una atención médica orientada a deportistas
y que, en no pocas ocasiones la recuperación
se acelerada de forma forzada con independencia
de la futura salud del deportista. En cualquier
caso debemos hacer una correcta planificación
para que nuestro esfuerzo se canalice adecuadamente.
Los esquiadores ocasionales conocen el efecto limitador
de las agujetas, incomodando la práctica
de su deporte. En muchos casos insistir en la práctica
bajo estos síntomas desencadena reacciones
paralelas como sobresolicitar otras partes del cuerpo
y lesionarlas. Por ejemplo, un dolor intenso en
los cuadriceps motivado por una sesión de
sky prolongada puede condicionar a que en sucesivas
sesiones el esquiador adopte una postura mas rígida
para solicitar menos a estos músculos y así
mitigar el dolor, pero en ese proceso, el gesto
deportivo, en este caso la postura, no es la correcta
y provoca que otros músculos trabajen más
de lo que habitualmente harían con una técnica
depurada y podemos lesionarlos. Igualmente, una
postura defensiva ante agujetas de músculos
especialmente implicados en la actividad deportiva
provoca que la técnica sea distinta y el
riesgo de caídas sea mayor. Lo primero que
debemos hacer es definir dónde queremos llegar.
Es posible que actualmente no tengas una idea clara
ya que lo normal es que a medida que una persona
progresa en la práctica de un deporte sus
expectativas cambien. No obstante tu punto de partida
sí lo conoces y como tal plantearemos un
trabajo teniendo en cuenta esa referencia. En segundo
lugar contemplaremos el estado actual de forma,
posibles lesiones o limitaciones físicas,
(es el caso de limitaciones al movimiento producto
de anteriores lesiones, accidentes, asimetrías
en miembros, discapacidades, etc.), y reflexionaremos
sobre ese estado y el objetivo planteado en el primer
punto. En el caso de existir alguna limitación
física es extremadamente importante que la
preparación contemple medidas rehabilitadores,
de contención, o de potenciación.
Cuanto más alejados estemos de una forma
física adecuada para el objetivo planteado,
más cuidadosos deberemos ser. Es muy frecuente
ver como personas con grandes ambiciones y escasa
preparación física sufren lesiones
o inician un proceso de sobreentrenamiento que normalmente
desencadena otros problemas. Ejemplo de ello son
gripes que finalizan en cuadros más severos,
lesiones por sobresolicitación como tendinitis,
excesiva destrucción muscular, etc. En tercer
lugar valoraremos el tiempo disponible para la preparación
física. Salvo que seas una persona consagrada
al deporte, tendrás obligaciones profesionales,
académicas, familiares, sociales, etc. Si
tu tiempo disponible es escaso, sé coherente
con tus objetivos, antes o después comprobarás
que las prisas normalmente juegan malas pasadas.
Observamos a muchos deportistas que al disponer
de poco tiempo para su preparación física
la desatienden con lo que ello conlleva, o simplemente
tratan de "encajarla" en el tiempo disponible
antes que renunciar a sus objetivos. Una vez que
sabemos dónde queremos llegar, cuál
es nuestro estado inicial y qué tiempo tenemos
para la preparación física, plantearemos
que medios están a nuestro alcance. Es fácil
pensar que para obtener un buen estado de forma
precisaremos de instalaciones deportivas complejas.
En absoluto. Salvo que tengamos una discapacidad
que requiera una preparación específica,
es suficiente con la motivación. Puedes fortalecer
y acondicionar tu cuerpo con entrenamientos adecuados
de carrera a píe, flexiones empleando como
resistencia tu peso corporal, estiramientos, bicicleta
sí la posees, nadar sí tienes acceso
a una piscina, patinar, etc. Insistimos, salvo que
seas un competidor que busque logros concretos en
una disciplina determinada, tu preparación
debe ser por encima de todo, variada, entretenida
y equilibrada, olvidándose de las anacrónicas
ideas de cuanto más entrenes mejor, el sufrimiento,
la renuncia a la diversión, etc.